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3 de abril de 2012
El presunto General y su Furia
En el campo florido de su interior, un fuego rojizo convierte en cenizas los verdes prados. Se arrastra como una ráfaga consumiendolo todo, enrrareciendo el aire perfumado. Desde lo más alto de su torre, el General mira su tierra desvastarce inmune a los pájaros en su vuelo desesperado. En los sembradíos se pudren las naranjas por su enojo y la frustración convierte las mariposas en cuervos. Inmutable, sus brazos descansan deatrás de su espalda, sus manos entrelazadas blancas de la presión, sienten los dedos clavarse en su piel. El calor del fuego le llega desde los más recónditos lugares de su ser. A punto de destruír su mayor creación, de secar el jugo dulce de su alma, cierra los ojos y una ráfaga de agonía le consume la piel, le roe el amor de su cuerpo esbelto, le quita la sonrisa y los sueños. Vencido hasta los huesos del bienestar de su propia furia, contempla con nuevos ojos la tierra negra y el silencio llenándolo todo. Ahora puede, otra vez, volver a sembrar terciopelo.
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Lo que sucede es que el terciopelo tiene una rotación de cultivo muy alta. Hay que estar muy decidido y no conformarse con el primer nobuck que florece.
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ResponderEliminarJA! Estoy por demás de acuerdo. Dicen que el pasto quemado es para que crezca mejor, tal vez se aplique en este tercipelo... tal vez.
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