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3 de noviembre de 2010
El por qué de la chica de las manos ocupadas
Otra vez tarde! (Se quedó dormida o no se quiso levantar?)Ultima mirada al espejo. Apa! Todo está afuera y ya tiene puesta la pesada mochila. Ok, una bolsa pequeña de casa de ropa. No, falta el libro. Agarra una más grande. Mete el libro, las llaves, los cigarrillos, el encendedor (si lo encuentra), la campera y abre la puerta. A mitad de pasillo putea y vuelve a buscar el celular. Llaves. Se saca la mochila, la apoya en el piso. Saca el libro, los puchos y encuentra las llaves. Con los dos dedos que no sujetan el libro, los cigarrillos, la campera y la bolsa, abre la puerta. Agarra el celular, lo mete en la bolsa junto con el libro y los cigarrillos. De pasada a la puerta agarra el cargador y con la misma mano un peso en monedas de 25 (con suerte). Llega a la parada. Al trabajo. No puede ser, grita. Otra vez se olvidó la cabeza. Mañana tendrá que traer una bolsa más grande.
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deberá comprarse un carro grande
ResponderEliminarLo pensó, pero entonces subiría al colectivo con un carrito, una mochila, la campera y seguramente una bolsa pequeña para las llaves y el celular.
ResponderEliminarQue no se compre ningùn carrito, a veces es mas que bueno dejar la cabeza en casa y si uno està en casa, dejarla afuera.
ResponderEliminarEl cuerpo dice tambièn y casi siempre es conveniente hacerle caso!
Abrazo!
no importa donde dejes la cabeza, si ese corazòn apasionado y el alma que alimentas se van con vos.
ResponderEliminarbesos, negramìa!