Te miro. No te das cuenta, pero te estoy mirando.
Te miro desde atrás de un vidrio que cubre mi acecho, nadie sospecha mis intensiones y puedo mirarte, recorrerte a mis anchas porque no te das cuenta, no ves mi media sonrisa ansiosa por descubrir tu cuerpo.
Tu día pasa indiferente a mi presencia porque no me ves, porque no sentís como te persigue mi mirada cuando te pasás la mano por el pelo, cuando tu boca hace una mueca y me provoca querer preguntarte: Qué piensan tus manos mientras te miro, que imagen de repente llega a tus labios, que arrojo de asombro descubren tus ojos? Te miro desde lejos, te persigo, te vigilo como un cazador a su presa, como un vampiro esperando la noche. No te das cuenta, pero te miro. Te miro reír, y me sonrío, conozco tu risa, se como suena, como se despierta y vibra en el aire. Te miro y te imagino.
Tus ojos se vuelven al cristal oscurecido, y no te das cuenta pero están mirando los míos.
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