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26 de mayo de 2014
La Busqueda
Cuando finalmente corrieron los minutos, se puso el saco, agarró el celular y salió con las llaves en la mano. Volvió sobre sus pasos y apagó el televisor encendido. Vuelvo en un rato, les dijo a cuatro pares de patas que de todos modos no notarían la ausencia. Cuando llegó a la parada con los pasos apurados, la llegada del colectivo no le dio tiempo a pensar, no más de lo que pensaría al llegar. Caminó apurada las cuadras que la separaban del incierto destino. Dar sorpresas nunca fue su especialidad, y la mayoría de la veces no salían bien, desencuentros, malos entendidos, lo lógico de esperar por alguien que no sabe, ni se imagina, que uno puede llegar campante y decir: Hola, te vine a buscar. Agradeció la tecnología en sus manos, y se rió en voz alta de lo ridículo de la situación. El tiempo se desplazaba en minutos que avanzaban de dos en dos, pero todo estaba detenido en varias preguntas que solo eran un error, como haber ido, pensó. Se reprochó, aprobó y desaprobó la idea. Era hora de irse, las opciones se habían reducido a una sola posibilidad: Es tarde. Se fue. No salió bien. Cruzó la calle para tomarse un taxi y desahuciarse en su casa por la derrota. No levantó la vista hasta que lo encontró en la vereda opuesta, mirándola. No pudo repetir ningún discurso de todas las frases que había armado para justificar estar a esas horas, en ese lugar, en ese instante de ¡Sorpresa! No hizo falta, el sonrió y el mundo volvió a ser un lugar precioso, en una noche hermosa, en el momento justo en que sintió que su corazón se aceleraba de vergüenza y emoción, y su brazo la rodeaba y su boca se oprimía a los labios que esperaba. Recorrieron entre risas y besos el camino a la parada, hacia ese fín que había sido la excusa para verlo, para acompañarlo, para que sintiera y supiera que no había otro lugar mejor para estar que con él. En el cielo la luna escondida lo miraba todo, en la tierra un corazón latía desbocado, una sonrisa compartida, unas palabras desenredándose en otra boca, y el éxito rotundo de haber sido mejor ser sorprendida por esa sensación hermosa de tener lo que se espera.
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