La luna la llora a Rafa y en el cielo la recibe el Sol.
Ahí, donde sus manos inquietas y su risa estrepitosa se quedan sentadas en el pupitre vacío de su presencia corporal, nosotros los que quedamos, los que solo conocíamos su mirada despierta, sus anteojos de puntitos, su pasión de ser, vivimos ahora lo que ella no puede. Y "nos vemos mañana" es más que un saludo, y "cuidate" es un deseo verdadero de volvernos a ver.
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