Hoy me levanté rara. Casi triste y melancólica. No suelo levantarme así, está bien que me cuesta iniciar porque tengo que cargar muchas aplicaciones, pero triste? Nunca.
Es que me agarró una nostalgia de muerte, y entiendase por esto a la parte en que la muerte deja el recuerdo y el "nunca más" se vuelve una frase tangible que recorre la espalda y ahoga en el estómago el asomo de la risa.
Pensé en todos los seres que se fueron al cobijo de otra existencia. Desde el pobre gatito que sentí que maté cuando quería que no muriera (esto me causa un terrible dolor cada vez que me acuerdo y era tan chiquita. En serio que hay sensaciones que no se olvidan), mi abuela Lotte a la que nunca le envié la carta que escribí a los 12 años diciéndoleque la extrañaba, mi viejo del que tengo algunos recuerdos de anécdotas con mi tía Nelly que no puedo repetir porque no me acuerdo y un chiste que contó una vez y me lo sé de memoria. Mi tía Nelly que sentí que me quiso durante el poquisimo tiempo que la ví viva. Mi abuela Rosita que me compraba alfajorcitos Jorgito y dulce de leche cada vez que se enteraba que iba. María Elena Walsh que alegró mis tardes de niña y me enseñó las letras más hermosas con las que aprendí a cantar y que todavía le canto a mi sobrina.
Hoy estoy de luto por todos lo que ya no podré ver. Por los que nunca más podré decirles nada. Solo escribir en su homenaje. Hoy realmente me duele no creer en el cielo.
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