Tengo una tristeza colgada del pulgar. Está atada a un hilo de seda que brilla en la oscuridad, cuando me despierto en la noche, cuando me acuerdo de los sueños que tejí, cuando pienso que es inutil sentir nada si ya no voy a verte. Y entretejida en el hilo, enredada en la tristeza, el enojo y la frustración juntan fuerzas, se me endurece la mirada y el alma se me vuelve piedra. Piedra que rompo y formo miles para tirar a las ventanas, para hacer "sapito" en los charcos donde mi reflejo es el mismo, donde mi imagen no ha cambiado con tu ausencia, donde puedo reír a carcajadas, sin dolor, sin culpa.
Algún día todo habrá pasado, y del pulgar colgará el sol que me hace brillar todas las mañanas, y podré mirar tus fotos sin sentir que en vez de corazón tengo un hueco.
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