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20 de septiembre de 2010

En qué pensás? En nada.

Si me preguntan, opino sobre la vida y digo convencida, que hay cosas que no valen la pena, no tienen remedio. Si me preguntan, tambien puedo hablar de cuanto me molesta la hipocrecía sin tener en cuenta el big mac que me comí el martes del lunes que "empecé" la dieta. Si me preguntan, puedo expresar que el amor es un antídoto y la pena de amor la creencia de que realmente funcione, y me creo esta verdad hasta que me refuto mi propia idea en la lengua del otro, y aprendo. Si me preguntan, tambien puedo cambiar de opinion pero siempre voy a sostener lo inevitable, tengo ganas de hacerlo. Si no preguntan no pregunto, pero solo si me pregruntan.

2 de septiembre de 2010

Olor a felicidad

Sintí el olor a milanesas (con ensalada de zanahoria y huevo)y la nostalgía me devolvió a ese piso gris de plástico donde la amada señora de pelo anaranjado, en ese momento ficticio pero tan parecido al original, ya había puesto la mesa. Y sonreía (sonreía?).
Desde nilña las milanesas me resultan una porción de felicidad, mi comida favorita, porque no es que sea la más rica, es porque nunca estuvo asociado con algo que no fuera un festejo, y porque esa señora de ojos grandes color topacio atrás de unos anteojos enormes me prestaba las halajas para que yo jugara y mientras en pleno sol de enero se dormía la siesta, podía jugar al kiosco con los caramelos de papel frutilla y sentirme grande comiendo uno de menta y chocolate. Porque nunca probé una mermelada de frutilla más rica y porque el espejo al final de pasillo me veía màs grande cada verano. Por eso, cuando siento el olor a milanesas el corazón me da un repingo y extraño con toda la piel de niña las manos manicuradas de mi abuela Lotte a quien abrazo con el mejor de mis recuerdos y le agradezco hacer que comer milanesas, sea una fiesta.