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29 de noviembre de 2010

Happy birthday to ME!

A las 00:00 hs del día de hoy, mi novio me llenó de besos mientras me abrazaba fuerte y me deseaba feliz cumpleaños con esa vocesita infantil que tanta ternura me causa. Despúes me llegaron mensajes por todos lados hasta que la batería de mi celular no dió a basto y se murió. Yo me dormí feliz. Sabía que al despertarme estaría cerrando un año e inagurando otro y que el espejo me encontraría radiante con la sonrisa que me esmero en pulir todos los 29 de noviembre en que celebro mi natividad. Es claro que soy una de esas raras personas que festejan su cumpleaños como si hubiesen ganado la lotería jugando a los primero numeros que encontraron. Así, llena de júbilo me voy paseando por la vida y sus pasillos con paso altivo, con el alma sobre la frente, con los brazos tendidos para quien quiera desearme suerte. Así nomás, voy juntando recuerdos y balances. Mejor que el anterior, no tan bueno como el proximo, el nuevo año me recibe con la mujer en la que me convierto mientras apago velitas y enciendo estrellas, mientras las cosas van perdiendo y ganando importancia, mientras me acuerdo de aquellos juegos y me propongo metas (algunas las cumplo, otras quedan pendientes, no hay apuro), mi edad es el resultado de mi experiencia y por ella sé que siempre hay algo que festejar, que los 30 son solo la mitad de 60 y que algún día tienen que llegar, que a los 40 estaré tan hermosa como a los 20 pero mejor y que ojalá pueda festejar tantos años como felicidad me cause cumplirlos.
Es así, hoy cumplo 28 años y soy feliz.

25 de noviembre de 2010

La Soledad - A pedido de Jimena Reichel

Ayer estaba sentada en el sillón de mi casa. No estaba sentada en el mullido sillón de dos cuerpos que ocupa la mayor parte del living. Apenas apoyada en el asiento, agarrada a los apoyabrazos como a punto de caer, pensé en aquello. Lo busqué en mi mente con significados repetidos. Referencias lógicas... La soledad no es otra cosa, según el diccionario, que la carencia de compañía. Y ahí me encontraba yo, sola. Una definición poco exacta de mi vida, si me permiten, porque aún rodeada de gente, sigo sintiéndome sentada en ese mismo sillón. Y entonces, la definición buscada para dar significado a este vacío pierde cualquier tipo de valor, es inverosímil. Porque qué sabe el dicionario de soledades? Qué sabe de camas vacías, de risas ausentes, de caricias con amor? Nada. No sabe nada. Acaso ustedes saben? Pueden expresar con palabras la voluntad que toma mi ser todos los días frente al espejo? Acaso ven ustedes su rostro reflejado como el mío con la vida a sus espaldas?
Mi vecina se llama Soledad. Pobre, pienso, llevar sobre su nombre toda esa carga. Se sentará ella también en su sillón a contemplar absorta el silencio de la casa? Quizás en la cocina mientras se bate el café, o frente al placard buscando que ponerse? Sentirá ese agujero negro en el pecho cuando se antepone el fracazo de no encontrarse en otro? Y egoístamente deseo que así sea, para no sentirme sola.
Hay quienes eligen la soledad, pero vamos, sabemos que esa es la buena, es la del respiro, la de la meditación, el acomodo, la iluminación; llamémosla de mil formas, todos sabemos que no es igual. Ojo, no quiero parecer una pobre sin remedio, ni que piensen que voy a quedarme esperando que la soledad me devore, pero... y si sí?. Y si no puedo escaparme de ese sillón?  La soledad que duele es acercarse a la certeza de que puede pasar que, al descuidarse, uno se quede solo. Los días pasarán como años y perderé mi imagen en el espejo. Dejaré de buscar rendida al silencio de mi propia compañía. La soledad se ha quedado abarrotada entre las puertas, sostenida con garras en mi almohada, abrojada al deseo de otro cepillo de dientes,  de otra voz que no sea la de mi propio silencio cuando me inunda una nostalgia,  que no distingo de donde nace pero arrasa sin pausa mis mañanas y agoniza en las noches en la palma de mis manos, en la punta de los pies fríos buscando refugio en la misma piel a la que pertenecen. Y ojalá no dure el frío. Ojalá la lluvia no azote mi ventana dos días seguidos. Ojalá ese sillón no sea más que un mueble. Ojalá... Golpean! Será Soledad?

17 de noviembre de 2010

Alohomora

Apretaba las teclas de su máquina tamborileando distraídamente una lapicera, una lapicera única heredera de generación en generación. Claramente escribiría más veloz si no insistiera en mirar las teclas, pero ya se había acostumbrado desde antes de terminar el colegio a que fuera de esa forma.
Respiró profundo, giró su silla y se levantó con toda la parsimonia con la que fue capaz. Bordeó la hilera de gente sentada en la larga tabla de madera laminada separada por paneles y miró disimuladamente hacia el pasillo. Tenía una lista enorme de tareas por hacer. Seguramente fuera más fácil si no fuera tan obstinado, pero así lo había decidido. Esas eran sus reglas, el legado familiar debía permanecer en secreto. Saludó al pasar junto a unos compañeros que le devolvieron el saludo levantando las manos con una sonrisa. Ahí estaba.  Lo vio doblar hacia el pasillo, y caminar con paso decidido hacia donde él se encontraba. Se quedó quieto simulando leer un cartel con instrucciones para evacuar el edificio. Seguía tamborileando la punta de su lapicera de la cual nunca se separaba, mientras por el rabillo del ojo veía acercarse a su jefe. Cuando el hombre de casi cuarenta años estuvo a cuatro metros, dijo su nombre en voz alta.
Él lo miró y simuló una repentina tos mientras pronunciaba muy bajo algo que nadie distinguió pues  tapó su boca con la mano que sostenía la lapicera apuntando hacia el hombre. El jefe se paró en seco. Frunció el ceño, abrió levemente la boca para decir algo y cerrándola sin emitir sonido giró sobre sus talones y se encaminó a su oficina donde se sentó a recordar que estaba haciendo antes de olvidarse su cometido. Otra vez.
Del otro lado del piso de la oficina del jefe, él miraba fijo una ventana de un edificio a través del grueso vidrio. Sabía que cruzando la autopista en el tercer piso , alguien más sostenía entre sus manos una lapicera única y miraba con atención el edificio azul que se encontraba a más de quinientos metros sin poder entender como veía a la perfección el joven que le sonreía desde la ventana.

A César por prestarme sus libros de magia.

Alohomora: Conjuro que se utiliza para abrir puertas en Harry Potter de J.R. Rowling

3 de noviembre de 2010

El por qué de la chica de las manos ocupadas

Otra vez tarde! (Se quedó dormida o no se quiso levantar?)Ultima mirada al espejo. Apa! Todo está afuera y ya tiene puesta la pesada mochila. Ok, una bolsa pequeña de casa de ropa. No, falta el libro. Agarra una más grande. Mete el libro, las llaves, los cigarrillos, el encendedor (si lo encuentra), la campera y abre la puerta. A mitad de pasillo putea y vuelve a buscar el celular. Llaves. Se saca la mochila, la apoya en el piso. Saca el libro, los puchos y encuentra las llaves. Con los dos dedos que no sujetan el libro, los cigarrillos, la campera y la bolsa, abre la puerta. Agarra el celular, lo mete en la bolsa junto con el libro y los cigarrillos. De pasada a la puerta agarra el cargador y con la misma mano un peso en monedas de 25 (con suerte). Llega a la parada. Al trabajo. No puede ser, grita. Otra vez se olvidó la cabeza. Mañana tendrá que traer una bolsa más grande.

20 de octubre de 2010

Deja Vú

Y si le digo que no? Si recorro apenas la comisura de sus labios con la punta de los dedos. Si desabrocho un botón y otro botón. Si le muerdo como un cachorro despacito la barbilla. Si huelo su piel hasta sentirla estremecer en la nariz. Si enredo mis dedos completos en su pelo y cierro los puños para poder sentirlo en los huecos entre dedo y dedo. Si mi lengua recorre el lóbulo de la oreja, el cuello, el inicio de los hombros. Si mis manos aprietan la cintura, agarran como una garra la finalización de la espalda.
Después de eso,le puedo decir que no?
Ella seguía mirándolo.
-Vamos a casa. - La escuchó susurrar.
No la miró. Se levantó, tomó la campera y salió por la puerta del bar.
Otra vez no. Dijo mientras se ponía la campera.
El frío le dio directo en la cara.

20 de septiembre de 2010

En qué pensás? En nada.

Si me preguntan, opino sobre la vida y digo convencida, que hay cosas que no valen la pena, no tienen remedio. Si me preguntan, tambien puedo hablar de cuanto me molesta la hipocrecía sin tener en cuenta el big mac que me comí el martes del lunes que "empecé" la dieta. Si me preguntan, puedo expresar que el amor es un antídoto y la pena de amor la creencia de que realmente funcione, y me creo esta verdad hasta que me refuto mi propia idea en la lengua del otro, y aprendo. Si me preguntan, tambien puedo cambiar de opinion pero siempre voy a sostener lo inevitable, tengo ganas de hacerlo. Si no preguntan no pregunto, pero solo si me pregruntan.

2 de septiembre de 2010

Olor a felicidad

Sintí el olor a milanesas (con ensalada de zanahoria y huevo)y la nostalgía me devolvió a ese piso gris de plástico donde la amada señora de pelo anaranjado, en ese momento ficticio pero tan parecido al original, ya había puesto la mesa. Y sonreía (sonreía?).
Desde nilña las milanesas me resultan una porción de felicidad, mi comida favorita, porque no es que sea la más rica, es porque nunca estuvo asociado con algo que no fuera un festejo, y porque esa señora de ojos grandes color topacio atrás de unos anteojos enormes me prestaba las halajas para que yo jugara y mientras en pleno sol de enero se dormía la siesta, podía jugar al kiosco con los caramelos de papel frutilla y sentirme grande comiendo uno de menta y chocolate. Porque nunca probé una mermelada de frutilla más rica y porque el espejo al final de pasillo me veía màs grande cada verano. Por eso, cuando siento el olor a milanesas el corazón me da un repingo y extraño con toda la piel de niña las manos manicuradas de mi abuela Lotte a quien abrazo con el mejor de mis recuerdos y le agradezco hacer que comer milanesas, sea una fiesta.

31 de agosto de 2010

Tomado prestado del blog "Soltá ese cuchillo, Mabel"

Tectónica de los cuerpos

"Tienes que entenderme, esto va a tomar un tiempo. Y es que cuando el deseo es profundo como un océano, es solamente normal que los sentimientos se desplacen en tiempos geológicos. Pero, nena, si algún día finalmente friccionamos, créeme: tu mundo va a temblar""

http://elladobdelascosas.blogspot.com/2010/08/tectonica-de-los-cuerpos.html

Dolor de lunes

Ya no quedaba la risa. Una mancha negra subía por su pecho encogido. Una lágrima tatuada como un Pierrot.
En la penumbra se deslizaban sus males hasta las manos y ya no podía oír, no quería escuchar la decisión que no había tomado.
Cerró los ojos agotada de pensar y en medio de un café se sintió abandonada e injusta con su propio ser.
¿Qué quería enseñar si no lo había aprendido? Las voces de otros se entremezclaban con su propia voz.
Silencio! pero el grito quedó ahogado en la garganta junto con todas las cosas que había repetido una y otra vez, ahora sin esperanza.
Tratar de entender le hacía poner las manos en puño. Quería que alguien entendiera lo que sentía. Qué no era tan fácil, que el horror la contemplaba en cada sílaba que
enlazaba con otra intentando formar el discurso preparado, modificado, releído y sentido en pena tantas veces.
Sintió que el rompecabezas se deshacía de pieza en pieza y que era demasiado alto el precio por el amor. Demasiado alto el amor incondicional para tan poca devolución.
Recordó sus palabras y el enojo cegó cualquier otro sentimiento.
Vos me hacés daño!
Y después no supo continuar lo irreversible.

26 de agosto de 2010

Ataque de Sueño

El sueño espera agazapado desde el inicio del día en el huequito de la nuca esperando paciente hasta el preciso momento en que los párpados bajan la guardia y sin que puedas evitarlo te atesta un golpe certero produciendo el temido choque de la cabeza con lo que tengas adelante.

25 de julio de 2010

Los pies volveran a saber cómo no es tropezar... Para Andrea.


Sus manos dijeron lo que su boca callaba mientras pintaba sus labios de rojo. No poder decirlo gritando acentuó el modo en que arregló su cabello. Los ojos verdes prendidos aún conservaban la tristeza pero realzaban su determinación. No más. Se hinchó su pecho como de aire contenido pero no era eso. El espejo le devolvía una imagen conocida, un recuerdo que volvía a repetirse en sensación. Delineó suavemente sus ojos. Un poco de rimel para aumentar las pestañas. Para agregar nitidez a sus decisiones. No había nada más que pintar, ni arreglar sin embargo necesitaba quedarse un poco más apreciando la mujer que crecía a espaldas del espejo. La punta de los dedos fríos se apoyaban en el centro de su palma casi en un puño, casi en una garra.
Aspiro profundo y contuvo un instante el aire mientras levantaba los brazos sobre su cabeza. Sería como luz pura saliendo de sus poros, llenando la oscuridad hasta aclararlo todo, hasta poder ver lo que había oculto, lo que su propia realidad venía negando. Saldría en forma de furia de vendaval. Sería tormenta. Rayo. Tempestad. Luego, el mar sería su cuna. Descansaría en el barco de papel que una vez hizo distraída. Sería sonrisa, canto! Miraría sus marcas como tatuajes y los llenaría de rosas, de estrellas! Estará viva!
Sonrió. Posó su mano y acercándose despacio besó sus labios en el espejo.

19 de mayo de 2010

Maestros

Un viento surgió furioso, un vendaval, un remolino moviendose sin pausa. En algún lugar una llama se creó de un rayo que anticipaba una tormenta. El viento expandió la llama sobre la tierra y el fuego inició su danza. Las pasturas quedaron negras, no agonizaban, solo despedían las malezas viejas y gastadas de la tierra. La lluvia llegó al fin como agua fresca, como un alivio de sed y fuerza. Desde lejos las esporas de flores enormes flotaban en el aire sacudidas aquí y allá hasta caer rendidas en la húmeda negrura de la tierra. El astro Rey lo iluminó todo, su calor abrasivo se expandió de lleno sobre los campos. Las flores crecieron en el verde intenso con que se vistió la tierra que agradeció el calor del fuego, que beneró la paz del agua, que dejó llevar su mensaje por el viento donde en otro lugar, la vida renacía, otra vez.

14 de mayo de 2010

Muchas golosinas antes de dormir

Me acerqué a la ventana y ví la gente en la playa. Unos chicos pequeños jugaban en la arena, otros, metidos en el mar,chapoteaban y salpicaban agua dando saltos y gritos.Una típica escena de verano. Las señoras poniéndose bronceador, el hombre con los brazos en jarra remojando los pies en la orilla, el olor de la brisa salada llenando mis pulmones. Sonreí, el sol me iluminaba la cara y calentaba mis mejillas.
Giré la cabeza hacia el otro lado, todavía sonriente, placentera de esa imagen que uno disfruta cuando no hay tiempo, cuando no hay otra preocupación más que el sol sea generoso y se quede hasta tarde. No encontré el paisaje que esperaba, no había gente cargada con sombrillas y biandas para pasar el día, no había nenes compitiendo por ver quién llega primero al agua, ni el heladero comenzando su jornada, opacando toda situación posible, desde atrás del edificio más alto, allá a lo lejos, el terror se materializó en una enorme, gigante, imponente ola. Miré dos veces,era imposible, era absolutamente improbable. No estaba en una película, no era la protagonista del último film de tragedias naturales anticipando el fin del mundo. Eso, no podía ser real. Miré de nuevo la playa, el agua serena, la gente siguiendo sus rutinas de diversión. ¿De dónde venía esa ola? ¿Cuántos kilometros había recorrido? ¿Con cuánta vida había arrazado? La piel se heló. La sangre. El corazón detenido. Los chicos, susurré. Giré sobre mis talones con la imagen de esa magnífica masa de agua turqueza y espumosa que iba a acabar con todo. Mientras bajaba los dos pisos que me separaban de la planta baja a tropezones intentaba dilucidar cómo nos salvaríamos de tal catástrofe. Llegué finalmente a la puerta de entrada del edifició en lo que me pareció una eternidad. Salí con los brazos en alto, sacudiendo las manos, corriendo hacia la escena pacífica de un momento atrás. No escuché mis gritos, no vi la gente correr ni desesperarse.Un poste de lo que alguna vez fué un muelle, llevaba atado una soga, una larga soga. La ola venía, no tenía tiempo. No iba a tener tiempo. Empecé a desenredarla del poste percurdido por años de agua. Necesitaba atarmelo en la cintura, si la ola venía podría flotar hasta la superficie. El miedo entumecía mis dedos y no podía pensar con claridad. Necesito más soga. Desaté nuevamente el nudo en mi cintura con tal rapidéz y violencia que me sangraron la yema de los dedos. Tengo que flotar o me ahogo,tengo que flotar. Tienen que atarse, grité. Lo grité muchas veces, con desesperación. Más cerca, un edifico se hacía escombros producto del choque de la ola furiosa. No va a aguantar. Se va a cortar la soga. Me voy a ahogar. Me agarré al poste con todas mis fuerzas, apreté los ojos y rogué que la soga fuese lo suficientemente larga, que el poste estuviese lo suficientemente clavado, que tuviese la suficiente fuerza. Luego, sielencio. Nada.
Abrí los ojos con temor y sin poder salir de mi asombro ví como el agua cristalina se escurría por mis pies medio enterrados en la arena. Estaba fría, como el agua del mar. Me quedé mirando hacia donde momentos atrás,se aproximaba mi muerte, sin entender, con la soga atada a la cintura y las risas de los chicos chapoteando en la orilla.

11 de abril de 2010

24 de Marzo - Escrito por mi mamá en su blog " La brisa de la vida"

El pasado 12 de marzo al fin, la impotente pena logró matar a Juan.
A ella, no. La vida la despedaza pero no consigue morirla. Aunque ya no importa.
Se ha puesto aquel vestido floreado de hace treinta y dos años y, con un poco de arte, ha soltado el rodete y recortado su cabello casi como en aquel tiempo. Casi.
Espía el sol y el reloj. Ya casi es la hora.
Piensa un momento si lleva todo lo que necesita. Revisa su cartera: sí, está todo. El pañuelo no, hoy va sin pañuelo.
Antes de salir, se mira al espejo y sonríe. Hoy es, de verdad, una vieja loca.

En la plaza camina con la agilidad de entonces. Sabe cuál es su cometido y ha tomado todos los recaudos para lograrlo.
Pronto lo divisa cerca de "ella" y del escenario. Va hacia él y lo mira tranquila, segura de que detrás de aquellos anteojos oscuros está "esa" mirada. Por un momento, se sorprende de haber llegado tan cerca.
Cuando él ha comenzado a reconocerla, ella lo mata con un atinado tiro que impacta casi cinco centímetros a la izquierda, un poco mas abajo, del tercer botón de su camisa que siempre es negra.
Se da vuelta, y comienza a caminar con una sonrisa.
Lo ha hecho por su amiga, para disiparle esa bruma que se va formando en su memoria.

Siente una gran paz, mientras vuelve a guardar en su cartera la pistola de su Ernesto, que ella escondió en su bombacha aquella noche, sin que sirviera de nada.

Sin titulo

Cumplía el 19 de noviembre. Le decían Puper pero su nombre era Roberto Banus. Chico popular, le salía carisma por los poros. Le sobraba buen humor escorpiano y no habìa que encontrarlo de mal humor o enojado pero si lo encontrabas bastaba con distraerlo y repartía chistes. Lo conocí un día a mis 14 años. Compartí algunas cosas con él a causa de su noviazgo con mi amiga, tres años y medio es todo una vida a esa edad. El primer amor de la niña rubia. Siempre le dedico un pensamiento a él, a su nombre, a la forma en que me acuerdo cuando la mamá de Lucía me dijo que estaba muerto. Me acuerdo de mi amiga destruída en el sillón. Me acuerdo del miedo que me causó no entender el porqué. No entender cómo si los pies le llegaban al piso, si podría haberlo evitado, si todavía podría seguir ahora dando vueltas por la vida, contando anecdotas, riéndose del mundo. Nunca entendí como tuvo tanto valor para ser tan cobarde.

5 de abril de 2010

Revolución Humana

Conozco esos ojos. Puedo descifrar en su negrura la paz y la tristeza. Puedo saber por el movimiento de sus manos con que franqueza impone su risa. Niña mujer de nariz roja, aletargada en sueños de juegos, en bosques floridos, mares de llanto y alma. Quiere con pasión, ama con locura. Un día de noche eterna, una noche iluminada de risa, de amigos, de cantos y baile. Nada por aquí, nada por allá y hace magia en su vida. Saca de un bolsillo una flor de agua y salpica amor, porque es gratis, porque no cuesta nada, porque quiere sonreirle a la vida y que le devuelva una carcajada. A veces huracán, vendaval furioso de la tierra, crece en su interior la niña y se rompe la nuez de miel inundando su sangre hasta sus ojos, hasta esos zafiros negros transparentes donde uno ve su desnudez, su fragilidad de hierro. El suspiro y la pena de la caída se vuelven fuerza, grito, y otra vez a calzarse las rayas y los lunares, a pintarse la boca y las pestañas para hacerle una reverencia a la vida, para que sepan que está ahí, armada, esperando la revolución de su propia alma.

Gigantografía

Alma en terciopelo, erizada, mullida, franca... al viento.
Se me han vuelto pájaros las manos y alzan mi cuerpo hasta el cielo, hasta el mismisimo Universo que contempla azorado que mi risa es más grande que su propia inmensidad, que mi felicidad es más luminosa que todas sus estrellas y galaxias. Los agujeros negros no pueden devorar mi ser, me los como a bocaditos como galletitas de chocolate. Todo el aire es mío y floto entre planetas gigantes. Me zambullo en Venus, patino entre los aros de Saturno. Soy grande, gigante... Interminable. Feliz.
Se anidan mis manos-pájaros en los bolsillos de mi saco. Se respira el Otoño, el sol tibio en las pestañas color azul. En un rato, extenderé los brazos y volaré de nuevo, esta vez le pondré alas a mis pies.

1 de abril de 2010

Arrolladito primavera

Había un chino. Uno flaco y desagradable con cara de pedófilo. Estaba esperando a alguien, miraba continuamente su reloj. Fumaba dando largas pitadas a su cigarrillo, no porque estuviera nervioso, se notaba que era por costumbre. De pronto el ringtong estalló en su aparato y sin siquiera sacarlo del estuche que cómodamente colgaba de su cinturón, salió corriendo atropellándose gente. Yo me quedé en mi lugar con la espina de la duda que era aún más desagradable que su presencia.

29 de marzo de 2010

El innombrable.

No, no, no. No quiero. Me niego a saberlo. Me rehúso a pensarlo, a sentirlo real entre mis pies, a caminarlo sin pausa hasta el vacío, me niego. No me importa si es el primero, si alguien dijo que es el mejor, a nadie le gusta al fin al cabo y con esa facilidad de arruinarlo todo, quién lo quiere? No!dije, porqué no me prestan atención? Si lo tengo que gritar, lo grito. Y encima aparece avisando, se anuncia como un señor en la entrada, que no estoy! Qué no quiero verlo ni sentirlo ni acurrucarme en su espesor. No importa si es rápida e indolora su luz, solo hoy no lo quiero, hoy quisiera que pasara de largo, que no me viera, que no le importara si me paro o sigo soñando, quisiera que no me empujara, que no me llenara de cotidianidad las horas, que simplemente pasara como si nada, que me ignore, que me importa, quedan otros, pero a él, hoy no lo quiero. No quiero sus malas noticias ni sus pesares, no quiero "un día más en el calendario" bastante hay con el resto, que venga en otro momento, que se cambie el nombre y yo lo acepto. Que se transforme en tributo, en festejo. Así sí, así cualquiera es bueno y él es mejor, pero hoy me niego. Me niego a que otra vez venga campante como si nada. Maldito seas lunes! Y me levanto de la cama.

25 de marzo de 2010

El cielo no debe esperar

Cuando la vió sintió el calor subir por la nuca.El aire en sus pulmones había desaparecido como todo lo demás.
Su perfume penetró en su cerebro tintineando en su corazón hasta transformarse en un galope infrenable. La urgencia le cosquilleaba en las manos, y solo tocarla, solo rodearle la cintura hicieron que se durmieran la punta de los dedos.
Recorriò su boca con la sed del deseo y sintió el movimiento de su garganta bajo su palma. Pudo sentir su respiración agitada colmando sus oídos y sintió como un presagio la cálida humedad de la lengua en el lóbulo derecho. Su memoria borrò todo rastro y solo pudo reconocer la realidad en la redondés de sus pechos contra su torso. El pelo caía por entre sus dedos como arena de seda. Su boca recorrió la tercedad del cuello que se abría como una ofrenda. La abrazó mientras apretaba sus labios a la carnocidad de fresa de los de ella. Quería arrancarle la ropa, hacer girones la tela que separaba sus pieles, la quería ver desnuda como una Venus, quería ser su Adonis, su carne, su bebida. Quería meterse dentro de ella, meterla a ella en el hueco que dejaba en su cuerpo la falta de aire. La ropa le pesaba, le pesaba cada vez que dejaba de tocarla hasta que sintió que eran todo. Respiró apenas lejos de su boca, separó un poco su rostro para mirarla. Estaba sonriendo como quien se acuerda de alguna travesura. Acercó su boca hasta rozar sus labios y susurró: Acá estabas. Y la volvió a besar con desesperación.

13 de marzo de 2010

La Batalla de las Lágrimas

Una lágrima se desliza despacio. Recorre mi mejilla hasta acumularse en mi boca y el sabor, tan conocido, es casi una explosión. Otra más quiere salir con tanto apuro, como si hubiese estado esperando su turno y salta directo hacia mi mano. Su sabor es igual a la anterior, solo que su vida fué más corta y su ímpetu no llegó a la caricia. Fué casi un suicidio. Hay más. Ejercitos de agua salada me invaden los ojos, el alma. Presurosas de cumplir con su misión se tiran como desde un avión en moviemiento,las más recatadas al menos proporcionan una humedad cálidad hasta romper en mis labios. Se entrenarán? Serán diferente las lágrimas de amor que las de tristeza? Sabrán más saladas las del enojo que las de la risa? Fuego a discreción. En momentos, solo quedará el destello brillante de su paso limpiado por el dorso de mi mano y toda su cristalidad desaparecerá dejando la marca en el corazón de aquellas que nacieron para hundirse en mi boca, lágrimas de alivio, tristeza o desesperación. Esas quedan para siempre en la memoria,llenas de sal.

5 de marzo de 2010

4:37 y seguía.

Santiago tiene razón: borrar es muy facil. Lo que no resulta facil es deshacer. Recién termino de "Configurar" mi blogg y solo este hecho me llevó más de media hora, al menos es mío, anteriormente creé uno y estuve solo media hora pensando un nombre... Imposible que haya alguien que eligió llamar del mismo modo que se me ourrió a mí, a su blogg... Oh si, claro que si. Todos los nombres que se me ocurrieron ya habían sido elegidos, llegué tarde a la repartición de títulos, si hubiese querido ponerle pollo con papas seguramente me hubiesen dicho que estaba ocupado. Simplemente no tuve suerte y ese era el motivo de mi blogg, el anterior, de tirar la moneda, de dejar elegir al azar, ppffff patrañas! Vayan ustedes con sus titulos suertudos. Vayan nomás y más vale que escriban cosas buenas, y mejor que valga la inspiración que perdí tratando de ver como hacía para evitar las combinaciones increiblemente ñoñas que se le ocurrían al Sr Blogg. . Me siento afortunada de que haya más individuos con esta misma sensación. Esos nombres los echaron a suerte... Yo tengo mi Viernes 4 a.m. donde se me ocurrió que tal vez, que solo quizás, nadie pensó en el increible viernes para empezar a escribir como es soñar.