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13 de noviembre de 2013

Desencuentro

Venía escuchando su risa estridente varios asientos más allá en un colectivo repleto de gente. Era lunes por la mañana, en ese horario exacto en que todos deciden tomar el mismo colectivo, aunque vayan y vengan de diferentes distancias. Yo también lo había tomado, no recuerdo si porque me quedé haciendo tiempo y  finalmente llegaba tarde, o fueron demasiados "cinco minutos más", el caso es que ahí estaba, escuchándola reír. No podía verla desde dónde estaba, aunque estiré el cuello todo lo que pude, pero solo conseguí un tirón muscular y una mueca de dolor. Sin embargo podía oírla. Cómo no hacerlo si su risa inundaba el colectivo, incomodando el silencio circundante. Cuánto tiempo había deseado ese encuentro "casual", cuantas veces intentando la coincidencia del Destino. Y como si nada en el mundo, como si fuera un dia cualquiera en medio de la vida de un simple mortal como yo, intercediendo la fuerza del Universo: Laura. Con su risa estrepitosa, su voz susurrada, sus ojos despiertos, la perfecta curva de su boca. Laura. La desconfiada, la timadora, la embaucadora de curvas perfectas, encantadora, locuaz, resistente, persistente. La hermosa Laura de pelo oscuro como la noche sin estrellas, como la noche en que la ví besándose con Esteban, y la coronada desgracia de encontrarla en el mismo colectivo. No quería verla. Ni escuchar una sola nota de su encantadora personalidad. Pensar en su nombre era un placentero desgarro, un masoquismo del amor, una incoherencia acompañando la fantasía de hablarle, de empujarla, de abrazarla, de tirarla a patadas del colectivo. Pero no. Llegando a la siguiente parada Laura se paró, se despidió con un beso volador de su acompañante y bajó del colectivo. En la vereda Laura me miraba. Me miraba de esa manera tan rara que solía mirarme. Cuando el colectivo arrancó, corrí de lado la cara para que no me viera llorar.

23 de octubre de 2013

Lugares Comunes

Me acuerdo de haber pasado por acá. Quizá no fuera precisamente este lugar, pero la luz se parecía bastante. Entraba impetuosa por una ventana y yo veía el mundo desde ahí, tan cerca y tan lejos. Pensaba igual que ahora que había algún horizonte no descubierto, que era cuestión de intentarlo, de salir, de meterse, enredarse, dejarse llevar. Suena tan fácil siempre. Tan placentero y verosímil. Abría y cerraba cajones, abría y cerraba cuadernos de memorias volcadas apresuradamente, como si fuesen a esfumarse, como si necesitasen salir con urgencia directamente al movimiento de mis manos. Es el impulso de la correntada de sangre que bombea acá, en las venas, en el corazón mismo del sistema nervioso contrayéndose en cada sensación, sin mandato, desbordando igual que todos los textos, desparramado todo mi ser en todo lo que soy, un popurri de raciocinio sentimental. Aún no me decido si más sentimental que raciocinio o al revés, si es que existe algún revés para esos dos. Cuál sería el objeto del pensamiento sin la pasión? Cómo se hubiesen descubierto las cosas sin la curiosidad, sin el deseo, sin el desvelo de saberse a punto de saberlo?
Seguía yo entonces la formación de pensamientos vagos con mis dedos, mi reflejo en el espejo con la misma luz que aquel entonces, uno, dos, demasiados momentos, demasiado conozco yo este sitio para quedarme, y tantas veces siento que no me puedo ir. Que sí hay un horizonte escondido, que tengo al menos que intentarlo, que debo dejarme llevar, que puedo salir, meterme sin enredarme, guardar la llave en un cajón que no revise. Sentir el calor, en vez de solo ver la luz. Suena tan fácil siempre. Y este lugar que ya conozco.

2 de octubre de 2013

Anatomía de la melancolía

Recuerdo sus pasos cruzar el pasillo hasta mí. Aún ahora, después de todos estos años puedo ver a la distancia su peculiar forma de caminar tan desgarbada y elegante, una contradicción como toda su persona. El pelo despeinado después de hacer el amor, su cuerpo. Nunca supe qué combinación de aromas rondaba su cuerpo y quise descubrilo olizquiando todos sus recobecos. Estamos en el cine y yo estoy emocionado por la pelicula, sé que ella vino solo por complacerme y aún así sonríe. Su mano, tan pequeña dentro de mi mano, se siente cálida y deseo que me toque. Toco sus dedos, la piel terza. Sus latidos latén fuertes en mi pecho, tiene las mejillas sonrojadas y el pelo revuelto. Es la primera vez que le digo que lo amo. No lo había planeado y me dí cuenta cuando lo dije, cuando me beso como si también me amara.


CERRADO POR DERRIBO

Espacio En Construcción

19 de agosto de 2013

Hermosa Criatura

Un Dragón está recostado en mi pecho, su aliento reposado calienta mi cuerpo de inmediato, y mi temperatura se iguala al mismo grado de ebullición. Miro al mítico animal dormido y manso, subiendo y bajando en mi respiración a penas contenida. Toco sus escamas aterciopeladas, tan duras a la vista como suaves al tacto, incluso es casi curioso cómo se hunden mis dedos en las finas hebras rojizas que coronan su cabeza. Cuando está despierto, el Dragón ronronea como un gato, bufa como un toro impaciente, su cuerpo se pasea buscando mi proximidad, mostrándome su acercamiento, la necesidad como yo, del contacto. Oigo correr su sangre, siento el torrente fundirse en sus latidos, sonidos resonante que amansan y pacifican mi propia criatura, mientras sobre mi pecho, mágicamente se funde un Dragón.

22 de abril de 2013

Esthem... Ahora?

Bueno sí, sufro de ansiedad. Lo tengo que decir así porque la gente se cansa de repertírmelo, como si no lo supiera, como si no fuese yo la que necesite pegar de vez en cuando algún grito que active el Universo, o acaso no me ven acá parada, esperando? A cualquiera que lo hagan esperar se pone ansioso, o no? Porqué sería yo la excepción si al fín y al cabo, lo único que hago es esperar. Esperar que todo salga bien, esperar que me llamen, esperar que se acuerden, esperar que quiera, esperar que me espere, esperar, esperar, esperar. No son ataques de ansiedad, es la incertidumbre que se avalancha sobre la vida como una sombra. Que vamos, no soy la única que quiere las cosas ahora, en este lugar, sin tanta espera, para que esperar? Acaso voy a ser una persona distinta cuando ocurra? Acaso se están cayendo una tras otras las piezas en el caracol de dominó? Si alguien me diera las respuestas, yo no sufriría de ansiedad, podría hasta entender porqué si el tiempo pasa tan rápido las esperas son tan largas. Podría entender muchas cosas, pero la gente no quiere que entiendas, la gente quiere que esperes para decirte que sufrís de ansiedad, que no podés esperar, total ellos sí conocen las respuestas, y te miran desde lo alto de tu vida con una media sonrisa, esperando, esperando y esperando a que ya no puedas más, a que te rindas y por fín des ese paso incauto de volver a preguntar QUE ESTAS ESPERANDO?

14 de marzo de 2013

El Retorno del Rey

El olor a sangre inundaba cada partícula de aire, un olor denso que se mesclaba con la humedad de la tierra y la podredumbre de cuerpos en principio de descomposición. Sintió en su brazo el peso de la espada, el peso de los años y un poder que pensó perdido, que vió agonizar frente a enemigos que equívocamente, le habían parecido más astutos y sabios. Ahora, parado frente a su destino, la claridad de las cosas casi le era obvia: no había forma de vencerlo, no cuando todo su ser se vertía en una victoría que aún cuando había dudado, era inminente. Escuchó su propia voz surgir como un rugido en medio de la noche que se avalanzaba sin pausa sobre sus miedos, arrojando todo su pasado al interior del hombre en que se había convertido para llegar a un presente que marcaría a fuego su futuro. Con la espada en alto como una continuación de su brazo, su voz se esparció en la negrura. "El rey a vuelto" gritó, y su ejército se inclinó para darle la tan ansiada bienvenida.
Cuando amaneció, nadie dudaba de a quién pertenecía la corona.