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30 de abril de 2012

Otra Certeza

Pensé que bastaban los rosales sin rosas, la plantación exhaustiva de cactus con espinas, las excusas ridículas. Pensé que eran suficientes los bichos asquerosos que tiré por el camino, los pájaros que convertí en cuervos, la caradurés del raciocinio. Creía que bastaba el silencio y la distancia, los días y las horas de la espera. Creí que ya no era tiempo, que eran de sobra los resentimientos y fantasmas, que eran suficientes las cercas de terquedades. El problema fue cuando te creí que nada podía detener lo que habías empezado.

19 de abril de 2012

El gato que no fué, los caramelos, Camilo y el marciano

Cuando mi hermano me dijo que en su casa se había instalado un marciano, lo miré con la cabeza ladeada  de costado y una media sonrisa que se traducía en "lo entiendo, te hace falta un gato", y le convidé un mate medio lavado y algo frío que era más una excusa para conversar que el invite de algo rico. Convencido de que un gato no podía solucionar su problema de un marciano tomando café con galletitas óreo, me invitó a su casa para que viera con mis propios ojos el habitante del espacio exterior que eligió, de todas las millones de casas desparramadas en la vía láctea, la casa de mi hermano. Más para demostrarle que mejor sería un gato naranja que inventar marcianos, me fuí un día con él desde el trabajo. Llegamos pasadas las cinco de la tarde, justo para merendar, y la verdad moría de hambre. Cuando entramos por el pasillo que antecede la puerta de entrada, noté que en el piso nadaban en el cemento unos barquitos de papel glacé. Cómo la magia es para mi familia más una cosa natural que una sorpresa, me ocupé más de los colores brillantes que del hecho de que estuvieran navegandose solos. Mientras ponía la llave en la cerradura, se dió vuelta y me dijo que ni naranja ni negro el gato, que ni perro ni canario, lo que él quería era un marciano, y estaba en la casa. Lo que necesitás es un buen mate le dije cruzando la puerta abierta, y abierta se me quedó la boca cuando efectivamente un ser de lo más extraño,  se encontraba haciendo globos con papeles de caramelos como si hiciera origami con los dientes. La conmoción me duró una hora entera en el que el singular personaje en cuestión me cebó deliciosos mates amargos con un poco de gusto a tierra y me hizo masajes en el dedo meñique de los pies, cosa que aún no entiendo el sentido, pero me hizo ver todo color verde. Camilo iba y venía ríendose a carcajadas presentando como un mago todos los trucos que el marciano hacía mientras me miraba fijo, muy fijo, y se comía paquetes de óreo sin parar. Cuando se hizo de noche, me despedí en la puerta y al subirme al taxi le grité "Tenés razón, no es un gato, lo que necesito es un marciano!".  Esa noche soñé con miles de pecesitos de colores hechos con papel de caramelos sugus que volaban por el aire. No había más marcianos, así que tuve que querer a dos gatos.

12 de abril de 2012

Lo confieso

Pongo los tickets de envases agarrados con imán en la heladera, pero nunca los llevo cuando voy al supermercado. Me enamoro de toda persona que tenga la capacidad de hacerme reír a carcajadas. Despúes de tender la cama tengo la necesidad de tirarme arriba. Me dan miedo la magnitud de los planetas. Veo dos veces antes de mirar. Me sacudo los pies en las pantorillas antes de entrar en la cama. La gente que no me cae bien es porque no me interesa. Siempre pongo contraseñas fáciles que nunca puedo recordar. Cada vez que ordeno mi casa paro cada 20 minutos a hacer media hora de ocio. Tengo la clara convicción de que los besos si no se dan, se pudren en la boca. Necesito comprarme "lo que sea" cuando cobro el sueldo. Siempre quiese tener el pelo largo y siempre me lo corté. Las traiciones me duelen menos porque las ignoro. Tengo "tareas" anotadas en miles de cartelitos que nunca hago. Cuando no quiero que escuchen lo que pienso, hablo sin parar. Junto miles de revistas y alguna vez, hago un collage. Siempre sueño con agua. Soy una vaga pero sé que las mejores cosas, se hacen con ganas. A veces quiero decir todo lo que pienso pero temo que se asusten.

6 de abril de 2012

Junta Directiva

Para tomar una decisión, mi interior se junta en una gran asamblea y expone el tema a tratar entre todos los que somos. Así, durante días, a veces semanas y quizás años, mi vida transcurre escuchando debates de cómo, cuándo y porqué es o no la mejor decisión. Entonces, mientras miro una película, mientras tomo mate, mientras me miro al espejo, mientras me visto y me desvisto de los días, en mi interior se arman consejos de guerra y de paz. Se cuelgan pancartas, se reparten folletos y a veces las discusiones son tán acaloradas que me obligan a prestar atención. Esas son algunas de las veces donde la gente me mira raro, como si me pasara algo y yo los miro desde algún rincón de la conciencia y repito: "Nada. No me pasa nada." porque es muy dificil explicar en qué parte de las grandes decisiones nos encontramos y sobre todo, la magnitud que implica decidir algo que, cómo toda decisión, nos va a cambiar la vida.
Lo duro de estas sesiones es cuando participa el corazón, que es un desaforado, que no entiende razones, que le gusta la aventura y no aprende, porque para memorizar lecciones está la cabeza, el corazón se ocupa de cosas más importantes y básicas como ponernos la piel de gallina.

3 de abril de 2012

El presunto General y su Furia

En el campo florido de su interior, un fuego rojizo convierte en cenizas los verdes prados. Se arrastra como una ráfaga consumiendolo todo, enrrareciendo el aire perfumado. Desde lo más alto de su torre, el General mira su tierra desvastarce inmune a los pájaros en su vuelo desesperado. En los sembradíos se pudren las naranjas por su enojo y la frustración convierte las mariposas en cuervos. Inmutable, sus brazos descansan deatrás de su espalda, sus manos entrelazadas blancas de la presión, sienten los dedos clavarse en su piel. El calor del fuego le llega desde los más recónditos lugares de su ser. A punto de destruír su mayor creación, de secar el jugo dulce de su alma, cierra los ojos y una ráfaga de agonía le consume la piel, le roe el amor de su cuerpo esbelto, le quita la sonrisa y los sueños. Vencido hasta los huesos del bienestar de su propia furia, contempla con nuevos ojos la tierra negra y el silencio llenándolo todo. Ahora puede, otra vez, volver a sembrar terciopelo.

Imprevisto

Se olvidó la puerta entre-abierta y entró la fiebre y la duda. Se posaron en los rincones el polvo y la espera. Se movilizaron las cortinas de la pieza, sonaron los despertadores a la misma hora. Volaron en círculos las migas de la noche y todo fue un largo ruido de besos espaciados y roces de manos. Se sentaron en los sillones las risas y los susurros, se cocinaron en las ollas el amor y la tristeza. Asomado en la ventana el olvido despeinaba las plantas. Se derritieron los chocolates en los cajones, se embadurnaron de caramelo las sábanas, se derritió el hielo en el vacío de las copas, se oscurecieron las fotos, se abrieron los libros es las páginas marcadas. Se poblaron las paredes con las sombras de los amantes. No hubo minutos, ni horas. Sin tiempo para desaparecer cuando abrió la puerta, el recuerdo lo había llenado todo.

2 de abril de 2012

Fragmento

Tenía los pies en el agua. De lejos me llegaba la risa de mi madre, estruéndosa, divertida, feliz. Los renacuajos me rozaban la piel haciéndome cosquillas. El sol se traslucía por las ramas manchando el piso. En esa terminación de la primavera me imaginaba la pileta llena, el agua fría cubriéndome el cuerpo. Deseé que el tiempo pasara rápido y fuese verano.
 Fue por desearlo tanto que nunca pude detenerlo.