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30 de diciembre de 2011

Oportunidad: Vive!

Me lleno los pulmones de aire cada vez que el día me permite salir a la superficie de mis deseos, cuando veo ese  sol desplazarse por entre medio de las sombras, cuando siento como su calor me hierve la sangre y se acelera el golpeteo del corazón. Soy libre, completa y en paz. He tomado decisiones que dejaran cicatrices, marcas que no permitirán que me olvide, que me distraiga.  Con la mirada alta, con la vista plena en todo lo que me rodea, busco y exploro esa nueva maravilla, ese sabor agridulce en la boca del futuro, del camino iluminándose como un juego. No hay nada de lo que no sea capaz, no hay nada que quiera guardar, o esconder o ignorar. Todo es una escama de mi piel que se abre, se estimula y se impulsa al mínimo tacto, al mínimo roce de la vida, a la posibilidad y la espera de la sorpresa, del asombro, del milagro de ser, estar y elegir.
Y entonces de nuevo, para no olvidarme, para no ignorarlo, para no distraerme:
No hay nada más importante que mis ganas de ser feliz.

13 de diciembre de 2011

A veces no dejo de llorarte

Cuando vuelva de este viaje ya todo será distinto. Mi sonrisa será solo mía, y tu perfume se irá disolviendo de mis almohadas y mi alma, de mis tiempos y mis horas sin vos. Cuando vuelva ya no estarán las fotos colgando de recuerdos felices, ya no será "nuestra" la casa ni el recorrido. Ya no seremos más que vos y yo. La vida seguirá con nuestros pasos separados y el camino que alguna vez nos cruce, y tu boca me preste un beso para que recuerde como fue tuyo este corazón que ahora llora la suerte del mal de amor. O tal vez solo seas el nombre tatuado en mi frutilla cuando todo era hermoso y lo hacíamos juntos, cuando todo era una excusa, un reproche, un grito, un enojo hecho tristeza que no pasa. Cuando volvamos, voy a volver sola, sin tus manos, ni tu abrazo, ni tu beso en la frente. Sin tus ausencias, tus juicios y tu malentendido. No amanecerán en mis piernas las tuyas y no me silbarás cuando pase en ropa interior ni te sonreiré pícaramente para que terminemos haciendo el amor en la cama. Ya no seré lo que era, ya no serás para mí. Esta vez voy a tener que devolverte el corazón, roto, puede ser, como el mío, seguramente.
Y entre todo, buena suerte y adios.

7 de diciembre de 2011

Te miro

Te miro. No te das cuenta, pero te estoy mirando.
Te miro desde atrás de un vidrio que cubre mi acecho, nadie sospecha mis intensiones y puedo mirarte, recorrerte a mis anchas porque no te das cuenta, no ves mi media sonrisa ansiosa por descubrir tu cuerpo.
Tu día pasa indiferente a mi presencia porque no me ves, porque no sentís como te persigue mi mirada cuando te pasás la mano por el pelo, cuando tu boca hace una mueca y me provoca querer preguntarte: Qué piensan tus manos mientras te miro, que imagen de repente llega a tus labios, que arrojo de asombro descubren tus ojos? Te miro desde lejos, te persigo, te vigilo como un cazador a su presa, como un vampiro esperando la noche. No te das cuenta, pero te miro. Te miro reír, y me sonrío, conozco tu risa, se como suena, como se despierta y vibra en el aire. Te miro y te imagino.
Tus ojos se vuelven al cristal oscurecido, y no te das cuenta pero están mirando los míos.

6 de diciembre de 2011

A los enemigos ni justicia

Porque soy una dama no te estampo mis nudillos en medio de esa nariz de perro chihuahua con cara de triste infelíz que tenés. Porque soy respestuosa no te grito que sos un traidor, mentiroso, embustero y poco hombre, que más vale que en tu vida te me cruces o te apropeyo con la ganas que puede tener un muerto de hambre de comerse un pollo. Porque no soy de tu clase no te rebajo al insecto inmundo que sos para no insultar a la naturaleza, que pone cada criatura en su lugar y de vos evidentemente se olvidó porque sobrás en la vida. Porque tengo el cargo que tengo te perdono por unica vez que hayas pensado siquiera en la idea de traicionar mi confianza, y porque en tus míseros días en este lugar vas a poder pedirme el más ínfimo favor, sin que te mire con cara de que sos un malaprendido, atrevido, poca cosa y sin mucho más te diga que no.
Como buena, buenísima, como mala le pongo empeño.

¿Quién es Francisco Gazzano?

Tropieza con todo lo que la vida cotidiana le pone enfrente, pero en vez de caer, sonríe. La gente que no lo conoce puede pensar que esa torpeza es parte de su naturaleza despojada y hasta pueden confundirse e interpretar que le faltan algunas luces producto de su crecimiento acelerado. Es la risa bonachona y los movimientos exagerados de las manos, pero atrás de esa simplicidad, Francisco vigila todo a su alrededor. Dice que escribe cuentos, pero su mente despierta rememora detalles de las observaciones exaustivas que su signo de Géminis lo insta a tomar ,y los vuelca en informes donde una persona común encontrará una historia maravillosa, pero si se lee entre lineas, si se tiene desarrollada la capacidad de entrever realmente como son las cosas, uno reconoce descripciones de una mirada que no pasa por alto la naturaleza, que sabe por su experiencia de observador, que hasta el mínimo detalle puede desatar sensaciones inesperadas, por eso Francisco mira agazapado detrás de comentarios graciosos, las reacciones de sus objetos de estudio y los colecciona en una libretita negra que saca con disimulo, cuando piensa que nadie lo mira, cuando cree que realmente ha logrado engañar con su risa estridente a todos, que todos pensaremos que el es "simplemente" un hombre de pasos largos y poco medidos, de manos grandes y voladoras, de ojos expresivos y alertas, de un humor inteligente e infantil, yo sé, porque lo he mirado, que en realidad es una mente brillante.

25 de noviembre de 2011

Reloj de Arena

Fijate una cosa. No es que yo sea una bruja ingrata que ando volando con la escoba y riéndome a carcajadas. A veces me cuesta sonreírle al espejo y las siete de la mañana me dan ganas de llorar.
Te parecerá mentira que tenga ganas de meterme abajo de una frazada y cinco minutos despúes corretee por la casa, es solo la esperanza de un tiempo mejor. Fijate. Atrás de los ojos tengo un río dulce reservado para momentos especiales. Está añejado como un buen whisky, porque hace mucho que no tengo nada que reservar. La risa se me gasta más rápido pero los designios del corazón son poderosos y cuando entra la cabeza, se brinda con whisky. Había olvidado el sabor metálico de las penas y qué afortunada me sentía, que lejos se veían las imágenes gastadas de los albumnes rotos. Fijate una cosa. Aunque parezca un juego, esta situación es tan seria como el tiempo que desarma mi reloj. Nunca me acostumbré a depender de la hora pero deseo desesperadamente que los minutos y los días y los meses, se mueran rápidamente hasta que ya no quede nada, y pueda empezar de nuevo.

24 de noviembre de 2011

Ríos de lágrimas

Decidió poner de nuevo todas las cosas dentro de la caja, lloraba intensamente y a veces no podía ver por el torrente de lágrimas. Mientras las iba colocando en un orden que le pareció propicio (como venga), releyó todo lo que decían. Algunas cosas la hicieron reír, otras le arrugaron la ropa del recuerdo y cuando ya estaba suspirando, volvió a llorar. Había pasado ya tanto tiempo. Era dificil volver a pertenecerse otra vez, no encontrar otro reflejo en el espejo, otra taza en la pileta. El placard pulcro y ordenado que no vería jamás. Se esfumaron entonces los desayunos, las peleas domésticas, los hijos que no llevarían sus ojos, ni la nariz repingada ni las pestañas al cielo. Sentía la humedad salada bajar hasta su boca. La distrajo el sonido exterior. Las manos estaban ásperas y sucias de polvo.  Tenía las mejillas manchadas de tierra oscura y gris que marcó el dorso de la mano cuando se secó las lágrimas. Ya todo estaba guardado, igual que un poco de corazón que había quedado remendado a las fotos, a un pasado tan inminente como necesario. Era una caja demasiado chica, le pareció injusto su tamaño frente a lo que había sido inmensamente grande.
La casa estaba en absoluto silencio, salvo por el sonido recurrente de su nariz soltando mocos en el sin fin de bollos de papel cubriendo el piso.
Se quedó mirando a su alrededor y sintió que no había cajas suficientemente grandes para guardar la vida. El silencio seguía ahí, mezclado con la penumbra de la tarde. Sin ningún esfuerzo de contensión lloro escandolasamente hasta que sintió que se le había exprimido cualquier partícula de líquido en su cuerpo. Fue hasta el baño y se miró al espejo, la imagen que le devolvió no era una delicia: estaba absolutamente despeinada, con los ojos rojos e hinchados igual que la nariz y la boca. La cara sucia del secado contínuo de las lágrimas. Estaba a punto de abrir la boca en un alarido para llorar de nuevo, pero la detuvo notar un bello revelde crecido en el párpado. Lo miró con atención acercándose al espejo y lo extrajo de un tirón con la pinza depilatoria. Se miró de nuevo: mucho mejor. Soltó una rizotada y se rió hasta que le dolió el estómago.  Abrió la ducha, se baño, se vistió, se perfumó y se fue a tomar un helado con una compañia tan conocida como bienvenida: Ella misma.

21 de noviembre de 2011

Amor Maestro

Lo estaba esperando sentada en el segundo escalón de la entrada principal del edificio. Miró su reloj con detenimiento pero no prestó atención a la hora, estaba segura que se había retrazado dando alguna clase, tal vez charlando con algún alumno para darle consejos como hacer mejor el trabajo práctico. Él solía hacer esas cosas: ayudar a sus estudiantes a ser mejores estudiantes, aunque no siempre lo consiguiera.
Se olió la muñeca y comprobó que aún estaba intacto el perfume. Se había perfumado a escondidas para que su madre no se diera cuenta. No le gustaba que usara "ese tipo de perfumes" y Julieta se sentía confundida al respecto, ella también era una mujer ahora y sus perfumes de niña, que además se evaporaban en segundos, la hacían sentirse un bebé y ya no lo era. Se había cepillado el pelo con cuidado y mucho tiempo pues no lograba decidirse si el pelo recogido o suelto la hacía verse más grande. Optó por una media trenza que se hizo con afán y destreza. Se acomodó un poco la camisa blanca inmaculada y deseó que él se percatara del crecimiento de sus pechos el ultimo semestre. Su madrina le había regalado su primer sostén, era de algodón y modelo deportivo pues apenas se asomaban de su piel unas pequeñas curvas, pero Julieta sabía que era el paso intermedio para poder usar los sutien de encaje que usaba su madre. Su periodo le había venido hacía casi un año, a sus once recién cumplidos, y había sido un gran acontecimiento en la familia. Fueron a comprar con su madre y su tia todos los elementos de higiene y ella se sintió desbordante de felicidad.
Mientras recordaba eso, el celador del edificio la miraba curioso desde atrás del gran ventanal, sentado en un escueto escritorio. Julieta le echó una mirada furtiva y él sonrió divertido.
Ya había pasado más tiempo del que planeaba esperarlo y estaba empezando a caer la tarde. Si no llegaba a su casa antes del anochecer su padre se pondría furioso. Trató de no pensar en eso y puso más énfasis en repetir el discurso que había preparado minuciosamente para declararle su amor. En él incluía que entendía la diferencia de edad pero que eso proporcionaba que el pudiera enseñarle todo lo que había aprendido, despúes de todo era maestro y se notaba que disfrutaba enseñar. Como ya hacía rato que tenía su periodo, podía darle hijos según había leído a escondidas en una revista de sexualidad, que su amiga Maite le sacó a su hermana (aunque no entendía muy bien cómo). También incluía presentaciones familiares, cosas en común con su padre, para ayudarlo a aceptar el amor que se tenían, y un profundo agradecimiento por la nota escrita en su boletín comentando lo contento que estaba de tenerla de alumna. Julieta era la más participativa en clase, siempre hacía los deberes y se destacaba por su empeño en mejorar día a día, lo que hacía que su maestro le dedicara grandes sonrisas y ella muriera de amor.  Mientras ensayaba las palabras en diferentes tonos, vió doblar la esquina el auto que tanto había esperado. Se paró de un salto, puso el pelo largo y brillantes sobre los hombros y sonrió espectante a la espera de ese hombre de ensueños que la hacía flotar. El auto estacionó en la puerta y vió bajar una mujer de pelo moreno y hermosos ojos color esmeralda. Llevaba en sus brazos un bebé de casi seis meses con el pelo rubio casi blanco como un ángel. Julieta se decepcionó de que no fuera el auto que esperaba pero entonces, el hombre al volante asomó la cabeza por sobre el techo del auto. Su maestro aún no se había percatado de su presencia y menos aún de la mirada de espanto que Julieta paseaba entre él y la mujer con el bebé. Mientras ellos avanzaban abrazados, Julieta iba repitiendo las posibilidades de que la mujer fuera la hermana, la prima, la vecina a la que había hecho el favor de traerla, cualquier persona menos su esposa, cualquier persona menos su hijo. Su maestro la miró sorprendido e inmediatamente esbozó una refulgente sonrisa. - Julieta! Qué sorpresa. Pasó algo?- ella intentó responder pero nada salió de sus labios- Estás bien? - Preguntó el maestro preocupado.
- Quién es la nena Marcos?- La voz de la mujer, aunque amable, llenó de ira la razón de Julieta.
- NO SOY UNA NENA- Gritó a viva voz mientras los ojos se le llenaban de lágrimas. - Cobarde- bramó con voz ronca, y se fué corriendo sin mirar atrás. Corrió las 20 cuadras que la separaban de su casa y subió los tres pisos sin aire y con el corazón seco de llanto. Cuando su madre llegó la encontró  acostada a oscuras en su cuarto. Volaba de fiebre y tenía los ojos hinchados. El médico le diagnosticó una gripe severa y pasó en cama la última semana de clases. Su maestro llamó preocupado varias veces, todas a las cuales se negó a atenderlo argumentando difonías, dolores de cabeza o haciendose la dormida. Al terminar el verano empezó la secundaria. El primer día de clases indagó durante 25 minutos a la secretaria para serciorarse de que todos los profesores fueran viejos aburridos. Antes de entrar a clase se tocó el corazón y suspiró aliviada. De espalda a la mirada de la clase, una señora rechoncha escribía su nombre en el pizarrón.

14 de noviembre de 2011

Hechizo de Amor

No sentís como un cosquilleo en la nuca que te hace quedarte parado en una esquina o dirigirte a determinado lugar sin motivo alguno? No sentís como una voz que te llama despacio, que te susurra al oído mi nombre y te hace acordar de mí? No sentís como la sensación de que rondo tu presencia? Que persigo tus pasos y adivino tu camino, qué quizá me encuentres de casualidad en alguna esquina y mi cuerpo pase inadvertido por delante de tus ojos hasta que, levemente, mi sonrisa crezca ocupando gran parte de mi rostro y me acerque, así por casualidad, hasta la calidez de tu boca y te diga mientras te beso, mientras saboreo el dulce espesor de tu saliva, mientras siento tu mordisqueo apenas en mis labios, que hermosa casualidad encontrarte en una ciudad tan grande, y me mires sin despegarte de mi cuerpo y de mis brazos, y besándome de nuevo me respires en la boca entreabierta y susurres que me estabas esperando. Sentís eso? Es Magia.

7 de noviembre de 2011

Arremolinada

Si la certeza es una duda disfrazada, estamos en problemas. Y creo que lo estamos.
Sin embargo (con el índice arriba de la interrupción exacta) pienso que es probable una sugestión por parte de los días grises y esos vientos irracionales que se levantan a media tarde. O quizá esas manos y esa boca. La lengua aterciopelada, el abrazo y la contención del pasado, el presente y el incierto futuro. Incierto porque sin certeza no se puede más que avanzar a ciegas y ahora dudo de mis propias imágenes, y confundo los sentimientos mientras me mareo. Cuando pienso, recuerdo y me sugestiono, por ese viento. Por aquel sol de la tarde que no disfruto acompañada más que por mí. Y dudo, mientras se me resbala la tarde por la espalda, de que haya tenido una certeza más clara que no saber nada.

4 de noviembre de 2011

With Out

Antes, cuando te conocía, cuando tus pasos rozaban apenas mis pasos y de vez en cuando, solo de vez en cuando, tu piel tocaba despacio mis dedos, podía escribir el mundo. Las letras salían presurosas a tu boca imaginaria, a la curva en que dibujaba tu espalda, el incio de tus manos en mis manos. No eras vos ni era yo, no eran cuentos de amor o locura, eran palabras entrelazadas como el deseo de la musa de encontrarse en los escritos, y ahí estabas, escondido en mi inspiración, agazapado, dormido en la sombra sin saberlo, donde mis ojos estudiaban tu nuca, tu mueca, tu hastío. Dejé de encontrarte perdido en la bruma, dejaste de buscarme detrás de los setos y las begonias. No volvimos a encontrarnos y ahora las historias se escriben solas, pero no las escribo yo.

28 de octubre de 2011

Torta de coco para el recuerdo

Tengo hambre.
Hambre de cambio. De comerme la vida como si fuera un volcán de chocolate.
Maravillarme con sus sabores y texturas.
Inventar recetas que mezclen el amor y la locura.
Amores dorados a fuego lento que se deshacen en la boca.
Un poco de sal y pimienta. Unas frutillas bañadas en caramelo para endulzar las penas.
Canela por aquí, curry dulce y excéntrico por allí.
Batir la risa a punto nieve para rellenar los días y las esperas.
Una lluvia de plaliné en los sueños con nubes enormes de algodón de azucar.
Bollitos de ideas amasadas en anécdotas y mates.
Cortar en juliana las malas noticias y saltarlas con olivas negras.
Quiero comerme la vida como un manjar y despúes chuparme los dedos.

19 de octubre de 2011

Carátula del caso

- No me digas que te vas! Ya sé que estoy gritando como una loca, pero nunca me escuchas. Andá con tus cosas enloquecidas a buscar a alguien que te quiera como yo, si la encontrás, avisame! Qué? La loquita de los pelos rojos? No, en serio, no juegues con esas cosas. Pero... Cuándo?? Yo estaba de viaje hijo de puta!! Más bien que no quiero que me cagues en la cara pero esto es demasiado! Estamos viviendo los dos en este departamento, me vas a dejar en la calle??? Hola? Se cortó? Me escuchás? Si, dale, te espero.
Cuelga el celular y se queda mirando al vacío unos minutos concentrada en repasar la conversación, que iba a hacer y que iba a decir para remediar la situación. El sonido del carraspeo de una voz la devolvió a la realidad.
Un hombre la miraba paciente.
- Claudio, vestite y andate que está por llegar Pablo. Podés creer que el hijo de puta me metió los cuernos?? Hay que ser mal parido!
Claudio la mira como por primera vez y empieza a juntar rápidamente sus cosas y se va vistiendo camino al ascensor. Eugenia le tira un beso desnuda desde la puerta.
- Llamame - Le dice mientras simula un teléfono con su mano. Ni loco, piensa Claudio mientras se pone las zapatillas.
Esa es la última vez que verá a Eugenia antes del fatídico día en que Pablo lo encuentre el martes a la noche y le de un tiro en la nuca con su arma reglamentaria y luego llene el papelerío donde indicando Robo seguido de muerte. 
Dos pájaros de un tiro, repite Pablo para sus adentros y se acuerda de la sangre de Eugenia manchándole la camisa. A lo lejos se escucha el ulular de las sirenas.

14 de octubre de 2011

Las cartas de Amor

Hoy es el cumpleaños de Mauro. Por qué me acuerdo del cumpleaños de alguién que ví una sola vez en la vida a mis 14 años? Es un misterio, pero me acuerdo. Un chico de sonrisa amable, ojos brillosos y lo más libriano que había visto a esa altura de mi vida. Nos escríbíamos cartas de amor contándonos la vida cotidiana, rememorando el momento en que nos conocimos en unas vacaciones familiares a Misiones (y les juro que lo ví solo una vez en  año nuevo donde nos miramos y charlamos solo un poco). A mis 14 años yo me enamoraba del amor, igual que ahora pero menos real. Estaba enamorada del hecho de recibir cada quince días una carta escrita de su puño y letra (tenía una caligrafía hermosa de colegio técnico y dos años más que yo). Mauro soñaba con encontrarnos un día en Buenos Aires y que lo llevara a conocer Plaza de Mayo, como la canción de Sabina. Los sobres venían con estampillas de mariposas y paisajes hermosos que él compraba específicamente para enviarme sus cartas. Apenas terminaba de leerlas buscaba papel y lapicera y le respondía con felicidad todas sus preguntas contándole del colegio, de mi familia, de mis gatos. Le mandaba dibujos, poemas, canciones. Un día, despúes de 15 cartas, Mauro me escribió que en un mes existía la posibilidad de que viniera a Buenos Aires. No la respondí. La posibilidad de que se materializara en mi puerta me dió pánico y luego de una segunda carta muy preocupado por mi falta de respuesta, le escribí que la vida tenía vueltas inexplicables, que otra persona había ganado mi corazón y mis pensamientos, que no quería lastimarlo ilusionándolo con un amor imposible y distanciado. Nunca más recibí una carta suya y ya nunca llegó correo a mi nombre por debajo de la puerta. Todas sus cartas están guardadas en un gran sobre papel madera para que me acuerde de ellas un día como hoy.
Después llegó el mail y se terminó la magia.

Prohibido Fumar

Dejar de fumar significa mirar de frente la situación de que cada cigarrillo en la soledad es una compañía.
Después de comer, de amar, de cocinar, con el vino, con la película,con la tarde entre amigos, la salida con el novio, la espera. Un hábito que acompaña.Un mounstro destruyendolo todo pacíficamente. Un fantasma silencioso riendo a mis espaldas. Lo abrigué como un amigo. Le conté mis más intimos secretos. Y ya no respiraba. Ya no era libre. Y era solo un cigarrillo. No más. El aire ahora es solo mío.

13 de octubre de 2011

Había una vez cuando es siempre

Un roce, una mirada, un susurro.
El miedo, la tristeza, la tarde de lluvia.
La incertidumbre, el tiempo, la risa ahogada.
Las horas que pasan, los minutos que corren, el vacío que espera.
Los nones, los sisis, los talveces.
Las manos que se cruzan, el silencio.
La espera, la pelea, la palabra.
La vida, la esperanza, los amores.

12 de octubre de 2011

Del Blog del Santi. Genial.


wach

a lo mejor, sabe más la última hormiga por última que por hormiga

6 de octubre de 2011

Se desprenden los besos de tu boca igual que todas tus palabras.
Alguna vez nos miramos en espejos distintos. Espejos de colores y primaveras bordadas.
El viento dándome en la cara. Tu mano jugueteando con las ganas de cuidarme.
Tu risa atada a mi risa y la vida nos acompañaba. Y el tiempo no existía.
El Ahora era una tarde de pies descalzos y mis zapatos sin cordones.
A veces se nubla, pero siempre hay sol. Es primavera, te digo.
Y me besas la cabeza. Besame la frente y se me van todos los males.
Reímos. Todavía.

27 de septiembre de 2011

Premonición (Sin fecha)

Sabía que iba a sentirlo mucho antes de que su boca se estrellara en sus labios.
Lo supo aún antes de saber la hora en que lo vería.
No tuvo dudas cuando el viento le pegó en la cara, cuando su cuerpo se arremolinó
contra él a causa del frío.
Era una certeza concebida  en la misma duda: Iba a amarlo para siempre.

23 de septiembre de 2011

Una noche de luna

La tenue luz rodeándolo todo.
El gusto dulce del trago amargo.
Los dedos dibujando una sonrisa.
La cola del diablo enredandose en mi cintura.
Este cuento lo conozco, y me gustaba tanto.
En el fondo del alma sonaban los "Beatles".

21 de septiembre de 2011

Insolito

No puedo creer que sea cierto.

16 de septiembre de 2011

Alguna vez voy a ser libre...

Me obligan a escribirte, yo no sé si quiero.
Pero las horas eternas y largas me miran exigentes.
Tu cara dibujada en las paredes y las hojas y hojas que dediqué.
No sé si quiero escribirte. Si quiero revivirte sin primero matarte.
Tu nombre. Tu cuerpo. Tu infinidad en mi interminable fantasía.
Se muere tu nombre en mi boca como si te hubiera inventado.
Despúes de todo, ya no sé si alguna vez exististe.
Me obligan a escribirte.
Tan lejos que ya no puedo verte.

13 de septiembre de 2011

Martes 13

Luna llena brillante. Salieron todas las criaturas,
Es fácil distinguirlas: si no son hombres lobos, son vampiros y si no, extraterrestres.
A la luz de la luna redonda no pueden disimular.

4 de septiembre de 2011

Si no soy yo ¿Quién?

Fumaba y se reía en voz alta.
Plácida en su soledad. Mirando una película cualquiera.
Pensando en el tiempo, sin denominaciones y unas ganas tremendas de una copa de vino.
La luz improvisada de un velador.
Las cortinas que faltaban. El cigarrillo consumiendose. Teclear, mirar la película y fumar, no eran una opción.
Todo un camino por delante para hacer. ¿Qué más?

31 de agosto de 2011

El Malentendido

Ramiro viajaba en el 15 a las seis de la tarde. Colectivo que se iba vaciando parada tras parada a medida que iba pasando las avenidas, cosa que no sucede hasta que agarra Scalabrini Ortiz. Venía agarrado al caño del colectivo tarareando mentalmente un tema que había escuchado en la casa de Tano y lo vió. Un hombre que podría ser el tío Alberto lo miraba fijo en la parte delantera del colectivo separada por un escalón. Entre él y el hombre se interponían tres personas, una de ellas era una rubia que tenía buenas tetas. Se quedó dos segundos sosteniendo la mirada del sujeto que iba y venía entre su cara y ¿su bulto? Le estaba mirando el bulto. Qué le pasa a este pelotudo? Pensó. Y ya el tema se le había perdido y la rubia seguía parada en la puerta justo al lado del tipo que intentaba hacerle una seña mientras seguía repartiendo la mirada entre su cara y su bulto. Porque ahora estaba seguro que le miraba el bulto. Tres paradas más adelante el hombre se acercó a la puerta y tocó el timbre. Mientras el chofer abría la puerta lo miró y al llegar a la parada bajó del colectivo. Ramiro bajó sin pensarlo detrás de él. Lo corrió dos pasos y lo dió vuelta tomandolo del hombro al tiempo que le encestaba un derechazo en el tabique. El tipo gritó algo que no pudo entender y se tomó la naris que sangraba a borbotones. Ramiró salió disparado y corrió como un delicuente hasta que los pulmones no le dieron más. Eso fueron cuatro cuadras. Cuando llegó a la esquina, intentando calmarse empezó a tantatearse los bolsillos en busca de los cigarrillos cuando se dió cuenta al mirarse de lo que el tipo había gritado: Tenés la bragueta abierta!

La espera

Miró el reloj nuevamente. Esa sería la quinta vez en quince minutos. Ojala pudiera fumar, pensó. Solo uno para amortiguar la espera y así dejaría de comerse su cerebro la ansiedad. Un minuto, dos minutos, tres minutos. Sexta vez en mirar el reloj. Se levantó y salió dando zancadas de la casa. No cerró la puerta con llave. Paró un taxi en la puerta. Que milagro dijo apenas audible. Nunca encontraba un taxi tan rápido. Eso era una buena señal. Llegaba media hora antes. Media hora! Hubiese escuchado algunos temas más, se reprochó. Igual no los escuchaba. Solo el reloj. Unicamente el reloj para no pensar en nada. El reflejo en el espejo retrovisor le delvolvía un peinado "impecable" pensó. Dios. No iba a llegar nunca. Estar en el lugar ya acercaba más el momento. Por qué había elegido un lugar tan lejos de su casa? Quince cuadras más. Se bajaba en la puerta? No. Demasiado ansioso. Se bajaba ahora y caminaba. Tenía tiempo. Que le iba a decir? Le sudaban las manos.Pagó el taxi. Fuera del aire acondicionado del vehículo hacía un calor infernal. Cuántas cuadras tendría que caminar?Llegaría todo transpirado. Resoplando puso sus piernas a andar. Calculando llegaría cinco minutos antes. Todo un puntual caballero. Sería ella conciente del modo en que deseaba su aroma? Cómo resisitirse a esas pequeñas manos, a la sonrisa encendida, a la forma en que expresaba vehemente todas sus opiniones?
Cuando llegó, mas rapido de lo que había supuesto, ella ya estaba ahi. Miraba distraída la gente entrar al restorant donde esperaba al costado de la puerta. Lucía hermosa. Por alguna razón, corrió los ultimos metros que la separaban de ella. En ese momento ella giró la cabeza hacia donde el venía al trote y le sonrió. Ese gesto, ese simple gesto de que se alegrara de verlo fue suficiente. Frenó a centímetros de su naris y tomandola por los codos la atrajo hacía él y la beso. La besó suave pero firme. La besó con el tiempo que llevaba sobre sus espaldas el hecho de gustarle tanto. Aspiró su aroma profundamente. Ella no se movía, apenas en puntas de pie su rigidéz empezó a relajarse hasta que finalmente el cedió la fuerza de sus brazos y la miró. Tenía la respiración agitada y el corazón al galope.

Nostalgia

No recuerdo la voz de mi abuela Rosita, de hecho, no la recuerdo hablando. Sí recuerdo el loro en el patio que cantaba "La cucaracha". Coco se llamaba, si es posible que todos los loros se llamen Coco. Recuerdo la enredadera cubriendo las paredes de la casa. El fresquito de la sombra en verano. El olor a naftalina en los muebles, el cubrecama extrajero en azul y dorado. La porcelana pintada a mano en los muebles tallados. Su piel arrugada, sus anteojos grandes. El pequinés malhumorado que sobrevivió a un atropello y murió de viejo. El dulce de leche La Serenísma, marrón y azucarado esperando mi llegada. Los alfajores Jorgito en la vieja lata cuadrada de almacén. Los compra para vos, decía mi papá, igual que el dulce de leche. Si supiera que todavía me gustan tanto como cuando era chica.
Mi abuela hacía cosas por mí, me quería sin que yo me diera cuenta. No recuerdo su voz, ni su abrazo, ni que me contara historias ni me llevara a pasear, pero cuando mi mamá cortó el teléfono y me dijo a los ocho años de edad que se había muerto, lloré realmente por su pérdida. La ida de mi abuela Rosita fue el primer dolor de mi vida.

29 de agosto de 2011

Escuchame vos. Vení a interrumpir un poco mi rutina y el resto del día dejame en paz!

Desnuda el alma y el cuerpo

Hubiese querido, quizás, que no fuera cierto, quizás la misma discusión de siempre. El reclamo escapando por sus labios, las manos en puño de impotencia. Hubiese querido alguna mañana de desayuno tarde en el balcón, la llegada de los chicos. Su mirada de reproche ante el tejido de sueños imposibles y ese señor que no crece. Hubiese querido, quizás, que pudiera perdonarlo, que no bastara para arrancarlo de su pecho, para deshacerse del olor de su piel, del jugo de naranjas con frutillas, los dedos de miel. La mirada al tiempo que pasa sin pasar, detenido en la risa hueca del respiro. Hubiese querido, hace tanto... Quizás, pero ya no.

22 de agosto de 2011

Lunes 22

Yo lo leía y pensaba. Imaginaba lo que sentía cuando sus dedos daban en las teclas. Me llené los pulmones de todos los cigarrillos fumados mientras su alma se escribía de oración en oración, mientras se desparramaba entre     puntos y comas. Podía sentir el dolor, la duda, el descubrimiento, la decepción, la maravilla (no en ese orden, no esas cantidades). O al menos podía intentar percibir la curvatura de su espalda, los dedos tirando nerviosamente de su pelo negro. Y pensé: Ojalá ella lo haya leído.Ojalá el haya encontrado el significado de esas palabras. Ojalá esas etiquetas no fueran removidas. Y quizás por el lunes feriado, por ese medio sol tibio que apenas asoma por las persianas, quizás porque lo conozco más de leerlo que de escucharlo, supe, sentí y afirmé que realmente no entra en una sola entrada.

19 de agosto de 2011

El engaño del Yogurt y apología sexual

Te podría comer como a un helado. Sentir el frío dulce en la lengua. Bañarte en chocolate. Saborearte despacio mezclado con nueces y almendras. Chorreando por mis dedos. Derretido ante mi prisa por comerte. Acido, empalagoso, refrescante. Sabor tras sabor que despiertan mis sentidos. Si, podría comerte como un helado.

15 de agosto de 2011

Solo eso te quería decir...

Que soñé que viajabamos. Que ví tu cara en algún lugar. Algunos pájaros que quisimos liberar juntos. Tu risa a carcajadas derramada en las sabanas destendidas. La palabra que faltó sentir. El sentir que nunca encontré. El movimiento de tus manos aladas. La tierra que mis pies recorren para no encontrarte. Los pensamientos a tu mente. El llamado a la casualidad sin causa. Que nos fuimos pero siempre seremos. Que no me olvido.

26 de julio de 2011

Hondo. Muy, muy hondo. Muy por allá, el vestigio de la felicidad me mira esperando.

24 de julio de 2011

Capitulo 1: Osvaldo

Osvaldo Villareal vive en un departamento de dos ambientes desde hace 15 años en el barrio de Villa del Parque, donde hace seis meses terminaron una edificio de esos “a estrenar” que le tapa el poco sol que le entraba por la ventana de la cocina. Ahí lee el diario siempre un día atrasado que le regala el portero, nunca tuvo la costumbre de comprarlo. Mientras intenta acomodarse para que el rayo de sol de las nueve le pegue en la frente, se ceba un mate tibio que seguramente le de acidez.
En los obituarios encuentra a Fermín García Vallejo muerto hace dos días y lo velan hoy, o ayer, no sabe bien porque la fecha del diario de hoy, le crea confusión. Fermín García Vallejo, repite para sus adentros y recuerda cuando Delia, su madre, les servía a los dos leche tibia con vainillas. Sonríe, porque es un recuerdo hermoso y piensa en su padre tan callado apoyado en el marco de la puerta con el ceño fruncido. Su hijo Marcelo, el mayor, dice que ambos tienen la misma expresión. Eduardo y Gabriel no llegaron a conocer al abuelo, pero ellos también tienen ese aire ceñudo y pensativo de Osvaldo padre. Que costumbre la de llamar a los hijos como los padres, menos mal que Ramona estaba de acuerdo con el en que era una pavada o le hubiesen puesto a su primera hija, Isabel el nombre de ella. Se murió de gripe a los tres años la pobrecita, no había aprendido ni a hablar. Su mujer y su madre lloraban juntas los primeros diez minutos que se veían, era todo un drama cuando Osvaldo la dejaba a Ramona en la casa de sus padres antes de irse para el negocio. Ramona era del chaco y huérfana desde los ocho años y quería a su familia como la que nunca tuvo. Ramona. Suspira Osvaldo mientras se ceba otro mate y se refriega la artritis de las manos. Ya no hay sol y solo pasaron veinte minutos. Es una lástima que el valor de la propiedad vaya a bajar tanto por quedarse sin sol. Cuando el se muera, y espera que no falte tanto, quisiera que sus hijos lo vendieran y se repartieran el dinero, pero va a quedar en ellos nada más. Fermín García Vallejo. La de bolitas que le ganó cuando eran pibes y ahora se las ganó la muerte que seguramente se llevó las bolitas de motín. Se ríe frente a este comentario y absorbe con ruido el ultimo trago del mate.

WANTED

Se me fue la inspiración. Como si estuviera agazapada en el algún rincón. La siento en la punta de los dedos y todo empieza con historias increíbles que no encuentran razón de ser y el cursor se queda titilando, esperando, y yo lo miró y le grito: Y a vos que te pasa? Tirame una línea!- Y a veces me manda unas frases maravillosas que quedan flotando en un escrito hueco y desprovisto de magia. Pero está ahí, la siento palpitar. Se que puedo escribir, que puedo volcar el atolondramiento de mi cerebro con las palabras precisas, con las descripciones exactas que lleguen al remate de algo supremo, o no nos engañemos, de algo que al menos valga la pena leer, pero no. Negación absoluta a la iluminación. Y tengo tanto que decir, tanto que contar que resulta frustrante no poder siquiera volcarlo en una entrada de blog, en una servilleta de papel, en una hoja perdida del anotador que llevo encima por si la inspiración me encuentra trabajando. Si al menos fuera un bloqueo mental, podría  decir: Ok, estoy bloqueada- Pero no, repito, me queman la punta de los dedos, me cosquillea en la sien la idea que no encuentro la forma de reproducir. Y si en realidad quiero decir otra cosa?

Domingo

Suena jazz. En algún lado del mundo alguien se deshace de amor y sueña con una situación que no ocurrió. Una palabra que no se dijo inundando la piel. Las lágrimas cayendo suaves hasta la boca y su salado de mar hunde una flecha en el corazón. Quisiera que fuese cupido, piensa la voz que se apaga en el silencio. Alguien lee el final de un libro, una historia que mantuvo la mente alerta por largas horas en la soledad de la noche, de la pieza abarrotada de objetos y el olor a humedad que se esparce, que ya no se siente por el acostumbramiento, el vacío de algo que llegó a su fin. ¿Y ahora? Piensa mientras mira la luz tenue que llena la pieza, la vida inmunda. Alguien espera un taxi. Mira la noche, la gente pasar. Quisiera que lo llevara a otro destino, al llamado de un amigo con ganas de filosofar sobre cosas que a él no le pasan, que no entiende ni experimenta, pero puede dar opinión, puede decir que las cosas son así o asá. Nadie le puede negar que es incorrecto, son tantas unidades pensando distinto en el mundo. Por fin un taxi. La única dirección que sale de sus labios es la de su casa. El taxista silencioso y la ciudad que pasa. Alguien se mira al espejo. Descubre su rostro, tan conocido. El mismo peinado mantenido durante años. La rutina apresando sus días. Mañana será lunes de nuevo. Los chicos irán al colegio. El café instantáneo en su taza blanca igual a las otras cinco tazas que descansan en la alacena. Pondrá en orden sus papeles. Se quejará de su jefe con los compañeros y volverá manejando en medio del tráfico esperando que los chicos estén en casa de sus amigos y ella siga mirando la novela que no termina y le cuente como la pobre protagonista sigue sufriendo otro capitulo. 
Alguien hace el amor con la piel transpirada de deseo.Alguien se pinta los labios y se perfuma estratégicamente para salir en un rato. Alguien planea ansiosamente su primer día de trabajo. Alguien ama. Alguien ríe a carcajadas. Alguien brinda por su vida.
Pero es domingo, y la tarde del disimulado invierno cae estruendosamente sobre los otros. Esos "alguien", no se ven.

18 de junio de 2011

Sanguíneo

Se volvió despacio entre las sabanas y quedó justo enfrente de su boca. Observaba  su rostro apaciguado, totalmente relajado. Acarició el espacio del hombro descubierto, justo a la merced de sus dientes, de  su lengua sedienta por el sabor y el perfume. Ah, si pudiera solo hundirse en ese aroma sin que la empecinada realidad lo arrastrara otra vez a la inevitable ausencia. Cómo dejaría que se fuera, cómo abriría la puerta sin el terror de no volver a verla? Se acercó sigiloso, centímetro a centímetro, hasta que sintió su respiración calarle los huesos. Quería devorarla, someterla a su deseo alimentado cientos de días; pero ella dormía ausente de los pensamientos que la acechaban. Dormía con la inocencia de quien no conoce los males, ni   las penas, ni el peso que cargaba desde el instante en que le sonrió. Un movimiento inconsciente de su mano lo puso en alerta. Un gemido entre sueños se desprendió de la comisura de sus labios y el creyó que no podría resistir un momento más sin tenerla entre sus brazos. Apretó delicadamente sus labios a los de ella y algo latió en  un lugar de su pecho, en el centro mismo de su ser. Tan minúsculo y delicado fue el roce, tal la profundidad de sus sueños. Nada cambió en las horas que pasaron. Su cuerpo quedó suspendido en el calor de sus pequeños pies rozándole las piernas. Cuando el sol se desprendió de la total inmensidad de la noche, el ya se había marchado. Al despertar no recordaría nada. No recordaría como había respondido a sus besos ni a sus caricias, ni sus manos entrelazadas llenas de suspiros. No recordaría nada. Era la única forma en que le pertenecía, en que negaba su realidad y la de él. La única forma en que le permitía amarla.

2 de mayo de 2011

Gambluch/o/a

No importa cuanto intenten convencerme de que hay gente como él, que alguna persona tiene un hermano así, que con alguien se llevan igual, que el cariño es el mismo. No importa cuanto lo intenten, no pueden.
Es magia pura, como si nos hubiesen hecho en la misma caldera, no es la sangre, o realmente existiría otro hermano como el mío, otra persona como yo que se sintiera parte de un alma tan individual y diferente. Insisto, es magia. Si se hizo en la tierra o en el cielo, no importa, las dos salen de mi mamá.
Cuando nos juntamos con mi hermano, contamos un cuento, unimos historias que nos contaron e inventamos las propias, vamos armando y desarmando momentos en los minutos que tenemos de conocernos, como si fuese de siempre, como si fuese de antes y lo hubiese tenido cerca todas mis vidas anteriores. No importa si pasa tiempo, si cuando el está feliz yo estoy llorando o si salto de contenta y el está enojado, hay un lugar, un espacio de consejos donde aparece la risa, el código. Porque atrás de un Gambluch, hay otro Gambluch y no es el apellido.

31 de marzo de 2011

Batalla Naval

Entoncés se rompió el mastil mayor y el grito de los hombres quebró el silencio del cielo. El corazón acelerado en las manos firmes con que sostenían el fusil. Un poco más -se alentaban entre ellos- y el olor a polvora se regaba en el aire de sus pulmones. Ya eran solo alaridos de dolor y de guerra. Rugidos de carne y violencia sobre la puerta de su victoria. No eran mente. No había nada que pensar. Solo clavar la espada. Solo disparar la balas. El barco se desarmaba y se llenaba de cuerpos. Ya casi y su voluntad era más fuerte. Sobrevivir al ciego dolor de perecer en la batalla perdida. Se callaron las armas y surgió la conciencia de morir o de matar. En sus manos llenas de cayos y sal de mar el fusil y la espada se desprendían mientras crecía en su interior la sombra de la guerra victoriosa. La sombra de la muerte otra vez vencida.

21 de marzo de 2011

Literal

-Algún día te vas a descuidar y te voy a matar de un beso- le dijo sonriendo.
Ella salió de la habitación y recorrió sin pausa el camino hacia la armería.
Compró un revolver y se fue a su casa a esperarlo.El nunca apareció.
Pasaron los años y el revolver descansó escondido debajo de su almohada junto con el
resto del polvo. No se caso, no tuvo hijos ni amigos ni perro ni canario.
A los 85 años a punto de dormir, saco el revolver, lo envolvió en una franela y lo puso
en el cajón de su mesita de luz.
Cuando se quedó a oscuras, él apareció entre las sombras. Se paró al lado de la cama y
vió como ella lo miraba.
- Te dije- susurro- y la besó hasta matarla.

17 de febrero de 2011

No encuentro el título

No entro en una sola entrada. Y ahora recién lo entiendo.
La copa vacía me mira y ya no puedo llenarla.
No es literal, no crean.
Tengo el cuerpo tan vacío por momentos. Y el cenicero se llena de cigarrillos.
No tanto, no crean.
Creo en mí? No quiero aprender otra vez del error y quizás lo necesite.
No puedo esperar, y quizás lo necesite.
Eso sí, creanmé.

Doble negación

No puede no tener sentido.

Codo a codo

Desde ayer que me estoy golpeando los codos. Alternativamente, derecho e izquiero, izquierdo y derecho. Ya no recuerdo cual me golpié primero. Nunca supe además cual era el de la suerte y cual el que no (y además hay uno que hay que frotar). Cuál hay que tocar para que esté todo bien? Necesito saberlo. Cuál es la suerte?

20 de enero de 2011

La más enamorada

Ella, la más enamorada, mide con los dedos el diámetro del inflable gigante de la palabra amor. Lo roza despacio con las yemas de los dedos y piensa si en verdad se ve así. Cuenta la cantidad de letras y es correcta. Mide los pulsos de su corazón con la respiración acelerada del inflable, que huele a caramelo. Que sabe agridulce del pasado y de los miedos, pero sabe más dulce.
Desinfla la palabra, quiere verdad y razón. Y que huela a su perfume y tenga el gusto de sus mañanas.
La más enamorada, ella, que espera a los principes en la puerta para no perder tiempo en que suban a rescatarla, tiene cautela. Reconoce las cicatrices ahora perfumadas, pero quiere oler, quiere sentir, quiere ser libre para poder llenar la palabra de las cosas que la hacen feliz, del descubriemiento y la sorpresa de su reconocimiento en otro, en otro que puede ser o no. Y ella sueña sus promesas y rememora el aroma de su piel y el anelo de tenerlo cuando quiera, cuando ya no haya miedos y pueda hacer una pirueta como un esquilibrista que aún sin temor, sabe que está la red. Un deseo a la luna, y un presagio al sol.
Se mira al espejo: Ay, ella... la más enamorada.

16 de enero de 2011

Yo Señor? No Señor

Usted está distinto. Yo señor? Sí, señor. Usted. Y por qué lo dice? Se le nota cuando camina. No puede ser. Si que puede, y se lo digo yo. Pero no entiendo, siempre camino igual. Está bien que no llevo el sombrero, y me afeité el bigote, pero caminar, camino igual. Eso cree usted que no se mira. Yo lo noté de doblar la esquina. Se cambió los zapatos? Los zapatos? No, son los mismos marrones acordonados de hace dos años. Los lustré, es cierto, y hace meses que no lo hago, pero ser los mismos, son los mismos. A mí no me mienta que le llevo años. Yo me doy cuenta. Soy dificil de engañar, me entiende? Entender, entiendo, pero fíjese que no es por contradecirlo, caminar, camino igual. Hombre, usted no entiende una métafora ni que se la colgaran del bigote, que ahora que no lo tiene parece más joven, si me permite. Tomo eso como un cumplido, aunque la gente me mira extraño. Eso es por cómo camina, ya se lo dije. No entiendo la métafora. Eso es porque se hace el joven ahora que no tiene bigote y camina distinto. Pero qué insitencia. Bueno si usted lo dice, por ahí camino distinto. Hasta que me reconoce la métafora. Qué metáfora? Se está haciendo el zonzo? Conmigo no juegue que puedo ser su padre, demuestre respeto. No, no. No es mi intención, solo que nunca fuí bueno para las metáforas, apenas si se contar uno que otro chiste. Ya me lo imaginaba. Bueno, mándele saludos a la chica esa. Qué chica? La que lo hace caminar diferente, hombre. No sé de quién me habla usted. Eso es porque nunca entendió las metáforas.

12 de enero de 2011

La Duda

No lo puedor decir. Nisiquiera me permito pensarlo (qué mentira). Aunque haga un esfuerzo, no puedo.
Y pasan las horas del reloj invisible de la cocina. La puerta que se abre y se cierra del vecino. El silencio arroyador de mis palabras. O será que lo digo? Un poco. Pero en voz baja, como un susurro. Quisiera gritarlo. Despeinarte. Quisiera que lo entiendas... pero no lo vas a entender. Te lo podría explicar de una vez dejando este prejuicio de lado y que estés enterado del asunto, pero si no lo entendes? Hay plan B?

Sólo el recuerdo

Hoy me levanté rara. Casi triste y melancólica. No suelo levantarme así, está bien que me cuesta iniciar porque tengo que cargar muchas aplicaciones, pero triste? Nunca.
Es que me agarró una nostalgia de muerte, y entiendase por esto a la parte en que la muerte deja el recuerdo y el "nunca más" se vuelve una frase tangible que recorre la espalda y ahoga en el estómago el asomo de la risa.
Pensé en todos los seres que se fueron al cobijo de otra existencia. Desde el pobre gatito que sentí que maté cuando quería que no muriera (esto me causa un terrible dolor cada vez que me acuerdo y era tan chiquita. En serio que hay sensaciones que no se olvidan), mi abuela Lotte a la que nunca le envié la carta que escribí a los 12 años diciéndoleque la extrañaba, mi viejo del que tengo algunos recuerdos de anécdotas con mi tía Nelly que no puedo repetir porque no me acuerdo y un chiste que contó una vez y me lo sé de memoria. Mi tía Nelly que sentí que me quiso  durante el poquisimo tiempo que la ví viva. Mi abuela Rosita que me compraba alfajorcitos Jorgito y dulce de leche cada vez que se enteraba que iba. María Elena Walsh que alegró mis tardes de niña y me enseñó las letras más hermosas con las que aprendí a cantar y que todavía le canto a mi sobrina.
Hoy estoy de luto por todos lo que ya no podré ver. Por los que nunca más podré decirles nada. Solo escribir en su homenaje. Hoy realmente me duele no creer en el cielo.

Código Morse

Entró como siempre a paso presuroso. Ella miraba al frente. El saludó a todos y finalmente a ella. Apenas un roce en la mejilla y volvió a su lugar. Ella le preguntó a un compañero sobre el último informe. Lo miró. El no dijo nada. Hizo un chiste a otro compañero mientras pasaba por detrás de la silla de ella. El le ofreció un caramelo que ella tomo de su mano y lo dejó en el escritorio. Le hizo un comentario gracioso al compañero del informe que se rió a carcajadas. El no la miró. Pasó de nuevo por detrás de su silla y comentó el mal tiempo que asomaba por la ventana. Ella se levantó y apoyó una mano en el ventanal. El miraba al frente. Va a llover toda la tarde dijo. El compañero del informe protestó sobre esa sentencia. Ella se alejó de la ventana y fue a hablar con el compañero que se encontraba al lado de él. Se rieron. El compañero le preguntó algo a él sobre otro compañero, pero ella respondió. Su compañero bromeó sobre su manía de meterse en todo. El la miró. Ella miraba al compañero. A la salida bajaron todos juntos la escalera de madera. Ella iba conversando con el chico del informe, él bromeando con el otro compañero. En la esquina se despidieron. Ella fue a la parada del colectivo. El pasó por el kiosco. Solo esperó el colectivo unos minutos. Al subir se sentó en un asiento doble del lado de la ventana. Había empezado a llover. Dos paradas después él subió al mismo colectivo. Puso las monedas, agarró el boleto  y se dirigió a un asiento doble del lado del pasillo. Ella miraba al frente. El se sentó junto a ella. Ella lo miró, el le sonrió y le tomo la mano que reposaba en su regazo. El la miró, ella sonrió. El paisaje pasaba como una película por la ventana. Iba a hacer una tormenta hermosa.

9 de enero de 2011

Ojalá y Esperanza son palabras redundantes

Estaba en la madrugada ya del lunes (tuve que corregirme en pensar que era domingo) cuando hojeando una revista en medio del insomnio que me causa disfrutar de mi cuarto, leí esta frase:
"Lo peor no fue la calamidad económica, sino la muy sembrada sensación de que tener esperanza era propio de ingenuos".
(mi madre diría que cite la nota pero al leer esa frase necesité escribir). No puedo explicar el asentimiento que generó en mi interior esas palabras. La esperanza parece haber perdido su sentido, como si fuese solo el nombre de una mujer del interior, o un apodo femenino para alguna rama del color verde. ¿Qué tan descolocado es pensar ahora que las cosas pueden cambiar? La ignorancia más cometida es creer que todo siempre fue igual para terminar aceptando que todo sigue su curso natural. Y lo sigue, pero es el del desinterés. Esa pose cómoda del ser humano para justificar sus males, para ignorar en su memoria histórica como ser de que alguno vez fue distinto, que alguien (y fueron muchos) hicieron lo (im)posible para torcer el curso de la historia, y creemos que el presente de nuestras vidas es lo que nos toca sintiéndolo como algo heredado y sin poder de molificación. Pero es mentira (pertenezco a un sub grupo humano de los tantos que existe, y pienso otra cosa), TODOS podemos hacer algo, desde la simple actitud, desde el diálogo cotidiano con un amigo, con un desconocido, podemos sembrar otra idea, parar la estupidez de pensar que la solución no está en nuestras manos y por tanto echarle a otro la culpa. Hay esperanza. Se siente en el aire pero está tapado con el enceguesimiento de la propia salvación no permitiendo que seamos partícipes de lo que queremos, de lo que deseamos para nuestras vidas y para los que alguna vez habitarán como nosotros la aventura de vivir. La fecha de caducidad del ser humano nos vuelve egoístas, nos hace pensar que es un "sacrificio" cambiar el mundo si no lo vamos a disfrutar. Si la esperanza es de ingenuos, pues me quedo de ingenua porque su antónimo es "malicioso". Ironías de la vida.
Ojalá seamos muchos los ingenuos.

3 de enero de 2011

Si me dijeran: Pide un deseo...


El sol inesperado por la ventana. La cama tendida con cuidado. Las almohadas desordenadas. La estación de radio que quiero. Las inmaculadas paredes vacías. Los cuadros que sueño. Los cubiertos guardados por cuatro años. El día de sol eterno de mi baño amarillo. Las toallas nuevas. El placard perfumado. El ventilador con delate. La mesa de madera. El sillón verde que aún espero. Las cortinas que no puse. El cigarrillo que me fumo en el silencio. El único par de sabanas. Las macetas coloridas aún sin flores. La potente ducha. Los platos limpios. Los vasos que quedaron de la noche. Algún cenicero vacío. La paz. El viento que entra por la ventana. Los vecinos silenciosos. El olor a comida en  los pasillos. Las cajas haciendo de mesita de luz. Las cajas que me niego a vaciar. La mano de madera junto al hombre bailarín. Las revistas de decoración. Los enchufes que me faltan. Las compras ansiosas. El aroma de mi casa. La felicidad plena en dos ambientes acompañados de los ruidos y silencios de una vida plena. Mi vida.