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19 de octubre de 2011

Carátula del caso

- No me digas que te vas! Ya sé que estoy gritando como una loca, pero nunca me escuchas. Andá con tus cosas enloquecidas a buscar a alguien que te quiera como yo, si la encontrás, avisame! Qué? La loquita de los pelos rojos? No, en serio, no juegues con esas cosas. Pero... Cuándo?? Yo estaba de viaje hijo de puta!! Más bien que no quiero que me cagues en la cara pero esto es demasiado! Estamos viviendo los dos en este departamento, me vas a dejar en la calle??? Hola? Se cortó? Me escuchás? Si, dale, te espero.
Cuelga el celular y se queda mirando al vacío unos minutos concentrada en repasar la conversación, que iba a hacer y que iba a decir para remediar la situación. El sonido del carraspeo de una voz la devolvió a la realidad.
Un hombre la miraba paciente.
- Claudio, vestite y andate que está por llegar Pablo. Podés creer que el hijo de puta me metió los cuernos?? Hay que ser mal parido!
Claudio la mira como por primera vez y empieza a juntar rápidamente sus cosas y se va vistiendo camino al ascensor. Eugenia le tira un beso desnuda desde la puerta.
- Llamame - Le dice mientras simula un teléfono con su mano. Ni loco, piensa Claudio mientras se pone las zapatillas.
Esa es la última vez que verá a Eugenia antes del fatídico día en que Pablo lo encuentre el martes a la noche y le de un tiro en la nuca con su arma reglamentaria y luego llene el papelerío donde indicando Robo seguido de muerte. 
Dos pájaros de un tiro, repite Pablo para sus adentros y se acuerda de la sangre de Eugenia manchándole la camisa. A lo lejos se escucha el ulular de las sirenas.

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