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2 de octubre de 2013

Anatomía de la melancolía

Recuerdo sus pasos cruzar el pasillo hasta mí. Aún ahora, después de todos estos años puedo ver a la distancia su peculiar forma de caminar tan desgarbada y elegante, una contradicción como toda su persona. El pelo despeinado después de hacer el amor, su cuerpo. Nunca supe qué combinación de aromas rondaba su cuerpo y quise descubrilo olizquiando todos sus recobecos. Estamos en el cine y yo estoy emocionado por la pelicula, sé que ella vino solo por complacerme y aún así sonríe. Su mano, tan pequeña dentro de mi mano, se siente cálida y deseo que me toque. Toco sus dedos, la piel terza. Sus latidos latén fuertes en mi pecho, tiene las mejillas sonrojadas y el pelo revuelto. Es la primera vez que le digo que lo amo. No lo había planeado y me dí cuenta cuando lo dije, cuando me beso como si también me amara.


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