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13 de marzo de 2010

La Batalla de las Lágrimas

Una lágrima se desliza despacio. Recorre mi mejilla hasta acumularse en mi boca y el sabor, tan conocido, es casi una explosión. Otra más quiere salir con tanto apuro, como si hubiese estado esperando su turno y salta directo hacia mi mano. Su sabor es igual a la anterior, solo que su vida fué más corta y su ímpetu no llegó a la caricia. Fué casi un suicidio. Hay más. Ejercitos de agua salada me invaden los ojos, el alma. Presurosas de cumplir con su misión se tiran como desde un avión en moviemiento,las más recatadas al menos proporcionan una humedad cálidad hasta romper en mis labios. Se entrenarán? Serán diferente las lágrimas de amor que las de tristeza? Sabrán más saladas las del enojo que las de la risa? Fuego a discreción. En momentos, solo quedará el destello brillante de su paso limpiado por el dorso de mi mano y toda su cristalidad desaparecerá dejando la marca en el corazón de aquellas que nacieron para hundirse en mi boca, lágrimas de alivio, tristeza o desesperación. Esas quedan para siempre en la memoria,llenas de sal.

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