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12 de enero de 2011

Código Morse

Entró como siempre a paso presuroso. Ella miraba al frente. El saludó a todos y finalmente a ella. Apenas un roce en la mejilla y volvió a su lugar. Ella le preguntó a un compañero sobre el último informe. Lo miró. El no dijo nada. Hizo un chiste a otro compañero mientras pasaba por detrás de la silla de ella. El le ofreció un caramelo que ella tomo de su mano y lo dejó en el escritorio. Le hizo un comentario gracioso al compañero del informe que se rió a carcajadas. El no la miró. Pasó de nuevo por detrás de su silla y comentó el mal tiempo que asomaba por la ventana. Ella se levantó y apoyó una mano en el ventanal. El miraba al frente. Va a llover toda la tarde dijo. El compañero del informe protestó sobre esa sentencia. Ella se alejó de la ventana y fue a hablar con el compañero que se encontraba al lado de él. Se rieron. El compañero le preguntó algo a él sobre otro compañero, pero ella respondió. Su compañero bromeó sobre su manía de meterse en todo. El la miró. Ella miraba al compañero. A la salida bajaron todos juntos la escalera de madera. Ella iba conversando con el chico del informe, él bromeando con el otro compañero. En la esquina se despidieron. Ella fue a la parada del colectivo. El pasó por el kiosco. Solo esperó el colectivo unos minutos. Al subir se sentó en un asiento doble del lado de la ventana. Había empezado a llover. Dos paradas después él subió al mismo colectivo. Puso las monedas, agarró el boleto  y se dirigió a un asiento doble del lado del pasillo. Ella miraba al frente. El se sentó junto a ella. Ella lo miró, el le sonrió y le tomo la mano que reposaba en su regazo. El la miró, ella sonrió. El paisaje pasaba como una película por la ventana. Iba a hacer una tormenta hermosa.

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