Buscar este blog

7 de noviembre de 2011

Arremolinada

Si la certeza es una duda disfrazada, estamos en problemas. Y creo que lo estamos.
Sin embargo (con el índice arriba de la interrupción exacta) pienso que es probable una sugestión por parte de los días grises y esos vientos irracionales que se levantan a media tarde. O quizá esas manos y esa boca. La lengua aterciopelada, el abrazo y la contención del pasado, el presente y el incierto futuro. Incierto porque sin certeza no se puede más que avanzar a ciegas y ahora dudo de mis propias imágenes, y confundo los sentimientos mientras me mareo. Cuando pienso, recuerdo y me sugestiono, por ese viento. Por aquel sol de la tarde que no disfruto acompañada más que por mí. Y dudo, mientras se me resbala la tarde por la espalda, de que haya tenido una certeza más clara que no saber nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario