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6 de mayo de 2012

Realidad

Fue solo un momento, como un estallido encubierto. Pese a lo que hablábamos, nada tenía que ver con lo que había descubierto. La cabeza iba a más velocidad que el entendimiento, recorriendo sin parar todos los hechos, todas las pruebas. Si hubiese estado más cerca, me hubiese escuchado procesar la realidad que se abría, una vez más, de forma asombrosa. No era lo que quería, ni deseaba, ni esperaba. La vida se me había quedado quieta en las entrañas, un minuto, un momento para que pudiera escuchar lo que sentía. Mi voz llegó desde el pasado como un susurro, una grabación exacta de todo lo que había repetido sin parar, y la piel de la espalda se me erizó en la revelación. Ya no había nada que pudiera ocultar, desnuda frente a mi ser, la verdad resplandecía en la punta de mis dedos.

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